En un contexto natural tan hermoso, la encíclica papal Laudato Si' sólo puede suscitar un llamado inmediato a la acción; y en las últimas semanas, de hecho, Farnières ha experimentado una verdadera "transición ecológica".
Un ejemplo es la calefacción: cada año se necesitan 60.000 litros de diésel para calentar los pasillos, los dormitorios, las habitaciones y los varios bungalows. Así, desde hace diez años, los responsables del centro piensan en el futuro. Ya en ese momento, de hecho, se instalaron paneles fotovoltaicos (un proyecto raro en ese momento) que produjeron 10.000 kw de los 110.000 consumidos.
En diciembre de 2022 se dio un nuevo paso aún más importante: la instalación de un nuevo sistema de calefacción por biomasa en todos los edificios -mucho más respetuoso con el medio ambiente- y en este mes entraron en funcionamiento las dos calderas que utilizan astillas de madera. Esta es la inversión más grande que ha hecho la casa desde la gran renovación hace 25 años.
Un poco antes, los días 26 y 27 de noviembre pasados, se había producido otra operación que da testimonio de la atención prestada al cuidado de la Casa Común, cuando se realizó un fin de semana dedicado a la "plantación de árboles" en el territorio de la casa, que reunió una veintena de voluntarios. En total se han plantado más de mil árboles y arbustos.
El objetivo fue transformar la amplia zona de césped que discurre a la izquierda del camino principal de acceso al centro en un lugar acogedor: pequeñas zonas verdes para hacer picnic rodeadas de vegetación, espacios para compartir en pequeños grupos delimitados por arbustos, pequeños senderos para caminar... De esta forma, además de mejorar el aspecto y la funcionalidad de los servicios que se ofrecen, también se ha mejorado la seguridad del centro: el seto plantado en el borde de la carretera que conduce al aparcamiento impide el acceso de los niños al camino de acceso .
Los setos consisten en arbustos de grosella negra, grosella roja y frambuesa. Además, se ha plantado un huerto de manzanas, ciruelas, cerezas y peras que en el futuro contribuirán al abastecimiento de alimentos de la casa.
Y también hay que considerar el panal biológico y educativo, en construcción desde hace varios años y que ha sufrido retrasos por la pandemia, el cual debería estar listo en 2023 gracias sobre todo a la aportación de los alumnos del colegio "Don Bosco" de Verviers - en un proceso, típicamente salesiano, que involucra directamente a los jóvenes en la realización de proyectos benéficos.
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