El curso tuvo lugar del 4 de octubre al 8 de diciembre de 2022 en la Universidad Pontificia Salesiana de Roma. Los responsables académicos y administrativos recibieron a los estudiantes con gran cordialidad y espíritu de familia, organizaron la alimentación y alojamiento, dispusieron aulas para las lecciones y una capilla para la oración. En las relaciones con los profesores se manifestó un verdadero espíritu de familia.
Al curso de Formación Permanente en Pastoral Misionera, que retomó ahora después de dos años de suspensión debido a la pandemia, participaron 26 estudiantes, 8 sacerdotes salesianos, 15 Hijas de María Auxiliadora, 2 Misioneras de María Auxiliadora y una catequista laica, de las más variadas edades -de 30 a 80 años- y de 16 nacionalidades: 5 vietnamitas, 4 indios, 2 brasileños, 2 colombianos, 2 filipinos, y una sola persona de Bélgica, Italia, Líbano, Madagascar, México, Paraguay , Polonia, Eslovaquia, Timor Oriental, Venezuela, Zambia. Esta riqueza de nacionalidades planteó el problema del idioma: las lecciones se impartían en italiano, con la posibilidad de hablar en otros idiomas (inglés, español, portugués, francés).
Para facilitar la comprensión entre todos, las lecciones se proyectaban, y la fraternidad tejida entre los alumnos ayudaba a comprender aún sin palabras.
Por otro lado, la misión de los estudiantes tiene o tendrá lugar en catorce países: Argentina, Brasil, Camboya, Camerún, Italia, Laos, Malta, Papua-Nueva Guinea, Paraguay, RD Congo, Eslovaquia, Túnez, Uganda, Vietnam. En cambio algunas hermanas FMA allí presentes todavía esperan su destino.
Coordinado por el padre togolés, Samuel Amaglo, Director Académico del curso, el equipo de 23 profesores –17 europeos, 5 africanos, 3 indios– disponía de 400 horas lectivas: cada profesor disponía de 5 a 12 horas, excepto Director, que tenía 30 para la introducción, la conclusión y el tema central (la misión). Cada maestro, por tanto, debía concentrar en poco tiempo lo esencial de una materia siempre abundante. Fue el inicio de una formación permanente, que deberá continuar a lo largo de la vida en el enfrentamiento entre teoría y práctica, con la ayuda de subvenciones y una bibliografía seleccionada.
Las lecciones fueron muy útiles como formación básica o de actualización. Para casi todos los estudiantes, ciertos temas eran nuevos y de actualidad (ecología, comunicación, diálogo interreligioso, recepción de migrantes, mujer y misión, género y familia…).
Además, la hermana Blanca Sánchez, de España, y el padre Reginaldo Cordeiro, de Brasil, siempre presentes, animaron con discreción las diversas actividades de la vida de los dos subgrupos, Hijas de María Auxiliadora y Salesianos de Don Bosco.
Entre las otras actividades asociadas al curso, destacamos: una semana de intercambio inicial entre misioneros permanentes y misioneros salientes; participación en las celebraciones por la canonización de Artémides Zatti; una visita a la comunidad de Sant'Egidio en Roma y a la Basílica de San Paolo; peregrinaciones a Asís, Subiaco y a la comunidad FMA de San Biagio; además de participar en la Jornada sobre San Francisco de Sales celebrada en la UPS, del 18 al 20 de noviembre de 2022.
Al finalizar el curso, los participantes, sus acompañantes y algunos docentes asistieron a una Misa de acción de gracias presidida por el Rector de la Universidad, padre Andrea Bozzolo. Tras de la entrega de los certificados y la foto solemne, se despidieron los cursillistas: unos para continuar su formación con una peregrinación a Tierra Santa, otros para regresar directamente a su misión.
“¿Qué quedará de estos tres meses de formación? Ciertamente, un mejor conocimiento de la vocación misionera y de sus exigencias, un amor más consciente de la propia familia religiosa, el compromiso de continuar la formación que de hecho debe hacerse permanente, el deseo de compartir con los demás las riquezas de la formación recibida, la fidelidad renovada a la lectura que cree en la vida... Y quizás la voluntad de seguir al Señor Jesús con el ardor misionero de san Pablo, la oración y el trabajo de Benedicto, la pobreza de Francisco y Clara, la mansedumbre de Francisco de Sales, el amor a los enfermos de Zatti, la presencia entre los jóvenes de Giovanni Bosco y Maria Domenica… Y para unos y otros, el compromiso por la ecología integral, la comunicación social, el acompañamiento espiritual de los jóvenes, de los novios y de las familias, la inculturación del mensaje, diálogo interreligioso, cuidado de las vocaciones... Se tratará de recordar estos momentos, pasados juntos, en los que Dios ha tocado los corazones, para continuar un camino de amor, que se sustentará en la oración de unos por los otros”, concluyó el padre Piero Gavioli, misionero salesiano en el Congo desde hace 48 años.
