El encuentro tuvo lugar el viernes 9 de diciembre en la "Bottega del tempo libero" ante un centenar de personas, con varios ponentes que aportaron sus propias contribuciones y contaron su experiencia vinculada a Zatti. Una comunidad, la borettesa, muy ligada a la figura del santo, y que participó numerosa y con alegría a la canonización que tuvo lugar en Roma el pasado 9 de octubre. Entre otras cosas, la Unidad pastoral lleva el nombre de Zatti, que incluye, además de Boretto, también Brescello y Lentigione.
Durante la velada -moderada por el periodista de la “Gazzetta di Reggio”, Andrea Vaccari- el padre Cameroni repasó las etapas más destacadas de la vida del santo, destacando en particular el espíritu de servicio del "pariente de los pobres".
"Don Bosco -explicó el postulador- había dicho a sus salesianos que partieron hacia América que cuidaran a los enfermos, los niños, los ancianos y los pobres. Zatti como buen samaritano los hospedó en la posada de su corazón y en el hospital 'San José' de Viedma: en cada uno de ellos visitó, cuidó, recibió y honró a Cristo. Su canonización nos habla de la belleza de la vida consagrada y del valor de una vida totalmente entregada a Dios, al servicio de los pobres con el corazón apostólico de Don Bosco”.
“Es un fuerte impulso -añadió el padre Cameroni- para promover la vocación del salesiano coadjutor, que lleva el valor propio de su secularidad a todos los campos educativos y pastorales, convirtiéndolo de manera específica en testigo del Reino de Dios en el mundo”.
Además del padre Cameroni, intervinieron el alcalde de Boretto, Matteo Benassi, y el párroco de Boretto y Brescello, padre Giancarlo Minotta, anunciando que el próximo año el Rector Mayor de los Salesianos, padre Ángel Fernández Artime, recibirá la ciudadanía honoraria de Boretto.
Junto a ellos, dieron su testimonio los boretenses Anna Montagna, sobre la experiencia de la enfermedad, Paola Muratori respecto a la vida familiar, y el joven de Brescia Mattia Guidotti a propósito de la vida comunitaria.
El testimonio de la pequeña Benedetta es conmovedor: muestra cómo hasta los más pequeños se sienten implicados en la aventura de Artémides Zatti. “Vine a contar la experiencia de mi peregrinación a Roma: disfruté mucho por estar con mi familia, tíos y primos. Pero lo más hermoso fue asistir a la canonización de San Artémides Zatti: ¡pensé que era un sueño ver al Papa en vivo! Me hice muchos amigos y fortalecí las amistades que ya tenía. La cena juntos fue muy emocionante, me sentía una discípula de Jesús, también me gustó la experiencia del 'Color Zatti' donde participé; Me sentí como un pariente cercano de Artémides, porque parecíamos inmigrantes de Boretto que queríamos ir a Argentina”.
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