Ya desde el comienzo de la Misa la iglesia estaba repleta y muchos tuvieron que permanecer de pie porque no había más asientos. Durante la introducción, el Rector Mayor subrayó cuánto les gustaba a los salesianos que la gente se quedara con ellos en lugar de frecuentar otras parroquias en ese domingo de Cristo Rey. La presencia de una multitud tan numerosa es, de hecho, testimonio de la enorme gratitud del pueblo de Dios por el don de tener un santo como Don Bosco, representado por su 10º Sucesor al frente de la Congregación.
En su homilía, el Rector Mayor dijo: “Cuando vi esta hermosa imagen de María Auxiliadora, no pude evitar de ir y ofrecerle incienso, porque es la Madre que nos lleva de la mano al encuentro de su Hijo”.
Durante la celebración, el padre Ángel también aceptó las promesas de diez nuevos salesianos cooperadores de la ciudad de San Francisco, cuatro de los cuales eran feligreses de Corpus Christi y los otros seis de la parroquia visitada el día anterior por el Rector Mayor, dedicada a los santos Pedro y Pablo.
“Quedé profundamente impresionada por toda la experiencia –comentó Gina Battad, una de las nuevas salesianas cooperadoras-. Me llena de alegría y me motiva para ayudar aún más a nuestros jóvenes. Para seguir creciendo como salesiano cooperador de Don Bosco, necesitaré todavía la ayuda y la guía de los sacerdotes salesianos, de los demás cooperadores, pero sobre todo de la intercesión de María Auxiliadora y de Don Bosco. Y por todo esto doy gracias a Dios Todopoderoso”.
Ser una parroquia salesiana de familias inmigrantes significa también ser una parroquia salesiana que celebra su riqueza en la diversidad de culturas y tradiciones. Todo esto fue claramente visible durante el ofertorio, cuando representantes de diferentes nacionalidades realizaron breves bailes culturales mientras llevaban las ofrendas al altar.
El Rector Mayor subrayó lo hermoso que era para todos estar presentes en ese momento, y que este signo externo de diversidad y unidad es un signo interno de la presencia de Dios entre todos los presentes: “Aunque tengamos diferentes nacionalidades, tenemos un mismo corazón, un corazón cristiano, un corazón salesiano”. Y volvió a agregar: “No debemos considerar los idiomas como obstáculos, sino como herramientas para llegar a los demás”.
Hacia el final de la liturgia, los jóvenes de la parroquia invitaron al Rector Mayor, al Consejero Regional para Interamérica, el P. Hugo Orozco, al P. Mel Trinidad, Inspector SUO, y al P. Thomas Thodukulam, párroco, a unirse a ellos en el canto de alabanza a Dios y acción de gracias a Don Bosco.
Y después de la Misa, como es tradición salesiana, todos fueron invitados al salón parroquial para continuar las celebraciones en un clima de fraternidad y buena compañía.
Tras la tarde del domingo reservada para descansar y visitar San Francisco, el Rector Mayor partió en la mañana del lunes 21 de noviembre rumbo a la Costa Este de Estados Unidos, donde inició la segunda y última parte de su visita al país.
“¡Adiós padre Ángel, hasta pronto!” fue el saludo que el padre Trinidad, en nombre de toda la Familia Salesiana de SUO, dirigió al Rector Mayor al final de su visita a la Inspectoría.
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