El objetivo específico de la intervención directa con adolescentes fue combatir la pobreza educativa y las desigualdades sociales, aumentando su sentido de ciudadanía, el conocimiento de sus derechos y deberes, además de mejorar su aprovechamiento de los servicios y oportunidades educativas. También se ha trabajado haciendo participar a los docentes en la formación de los niños y sus padres, a través de talleres para y con las familias.
En concreto, se trabajó con unos 3.000 niños adolescentes, gracias a unos 1.200 docentes y 1.300 padres de familia, además fueron involucraron unos 460 entes públicos. Fue curioso observar que el 20% de los 3 mil niños involucrados participaron en las actividades, tanto dentro como fuera de la escuela.
“La labor social y educativa tiene sentido si hacemos crecer la esperanza en el corazón de los jóvenes, considerando que no todos comenzamos con las mismas capacidades por lo que debemos poner a todos en condiciones de hacer algo bueno en la vida”, dice el Dr. Andrea Sebastiani, Director de “Salesiani per il Sociale APS”.
Por su parte, Roberto Maurizio, responsable científico del proyecto, subraya la importancia de la colaboración con las escuelas y de haber creado con ellas itinerarios individuales para que los niños sean conscientes de sus deseos sobre el futuro. “Actuando solos no es posible reducir la pobreza educativa, porque es un trabajo que debe hacerse en sinergia. No podemos trabajar para las personas, sino con las personas porque abordar la pobreza de los niños es abordar la pobreza de las familias”.
En las circunstancias relacionadas con la pandemia, los educadores salesianos se han convertido en operadores de resiliencia, acompañando siempre a los niños que les han sido confiados en nombre de 10 virtudes: amor, respeto, empatía, escucha, comprensión, ternura, paciencia, hospitalidad, confianza y esperanza, resume Ledo Prato, secretario de la asociación “Mecenate 90”.
Es innegable -remarcó Anna María Serafini, coordinadora italiana del “Plan de Garantía Infantil”- la importancia de las medidas de apoyo a la familia y así como los fondos para políticas sociales, que en este proyecto realmente permitieron realizar grandes sueños en las historias concretas de los menores.
"El proceso activado, que llevó a la construcción de la comunidad educativa, compuesta por oratorios, asociaciones, escuelas, en torno al adolescente es el único camino para superar las desigualdades -añade el padre Francesco Preite, presidente de "Salesiani per il Social, APS"-. ¡Ahora no hay que retroceder, no hay que rendirse! Fortalecer los centros de educación diurna para menores y activar procesos innovadores para ayudar a los jóvenes NiNi (que no estudian, ni trabajan ni reciben formación ndr), son dos objetivos para el futuro inmediato porque esta hermosa labor la realizan educadores, animadores, asistentes sociales, docentes, responsables de los oratorios y los administradores de las escuelas”, concluye el salesiano.
