“Todo en la Iglesia es amor: todo vive en el amor, por amor y para el amor”
Es con esta expresión que San Francisco de Sales, único en su tiempo, inició una verdadera revolución en la forma de comunicar. La palabra comunicación es la clave de la teología y espiritualidad del santo, que hizo una peregrinación interior en la búsqueda sabia y amorosa de Dios.
La comunicación como clave interpretativa de la vida y doctrina de San Francisco de Sales remite a una riqueza y multiplicidad de aspectos que encuentran su fundamento en la teología del misterio trinitario, en el que el hombre por gracia y vocación está llamado a participar. Francisco de Sales encarna un modelo de comunicación que, tanto en su contenido como en su dinámica, se inspira en el Evangelio.
Sobre este fundamento se asienta y desarrolla la capacidad y el arte de Francisco de Sales para relacionarse con las personas, consideradas en su contexto de origen, en su formación, en su historia, en su esfuerzo existencial y en las más auténticas aspiraciones. Para él, comunicar significa hacerse don de sí mismo para el otro, volviéndolo partícipe de su propia experiencia y estableciendo auténticas relaciones de amistad. De hecho, la comunicación es eficaz sólo cuando se es capaz de crear vínculos, ocasiones de encuentro, proximidad. La comunicación es fecunda cuando permite la comunión y el intercambio de experiencias.
Francisco parte de un principio fundamental: Dios comunica a través del amor.
por amor.
Este amor es un don de Dios para sus criaturas, que responden libremente a este amor con espíritu filial, entrega amorosa y compromiso gozoso que se traduce en un camino de santidad, colaborando con el proyecto de Dios en el mundo.
Con esta visión arraigada en la noción del don y la gratuidad del amor de Dios, Francisco de Sales ha abierto un camino original de espiritualidad, de arte comunicativo y de acción pastoral.
San Francisco es un comunicador que vivió su vida y creó sus obras con creatividad e intensidad. Esto demuestra su importante y decisiva forma de comunicar, que sigue siendo actual hoy: vivir una vida espiritual abierta al dinamismo interior del corazón y del alma, en unión con Dios, al servicio de los demás.
San Francisco de Sales, nacido en 1567, era hijo del Señor de Boisy, una antigua y noble familia de Saboya. Vivió a finales del siglo XVI y principios del XVII, participó en momentos y acontecimientos de gran cambio cultural, social, político y religioso. Supo comprender las grandes transformaciones de la sociedad, de la cultura y dialogar con las corrientes místicas, culturales y educativas de su tiempo.
La formación de Francesco fue muy completa, extensa y profunda. En París cursó sus estudios superiores, dedicándose también a la Teología, y en la Universidad de Padua siguió los de Derecho, que los concluyó brillantemente con la licenciatura en Derecho Canónico y Derecho Civil.
A través de sus escritos, cartas, sermones, oraciones y poemas podemos interpretar algunos aspectos de su grandeza interior, de su visión de Dios y del mundo, y con sus opciones y decisiones, resaltar algunas ideas sobre su vocación y misión de comunicador.
Cuando hablamos de San Francisco como comunicador, se hace necesaria inicialmente una pregunta: ¿por qué la Iglesia eligió a San Francisco de Sales como patrón de los periodistas y escritores católicos?
El 26 de enero de 1923, el Papa Pío XI proclamó a San Francisco de Sales patrón de los periodistas y escritores católicos. La Iglesia reconoce en su vida y en su obra una referencia para el mundo de la comunicación.
Así lo describió el Papa Pablo VI, en su carta apostólica Sabaudiae Gemma, del 26 de enero de 1967:
"San Francisco de Sales es un hombre de aguda intuición mental, inteligencia fuerte y clara, juicio penetrante, increíble cariño y bondad, dulzura sonriente de rostro y palabra, ardor silencioso de espíritu siempre laborioso... sublime elevación de su mente y amor a la belleza, ávido de dar a los demás los bienes más elevados: el cielo y la poesía…”.
El Papa Benedicto XVI, al escribir sobre San Francisco de Sales se refiere al gran valor de sus escritos para la Iglesia.
“En una época de intenso florecimiento místico, el Tratado sobre el amor de Dios es una verdadera summa, y al mismo tiempo una obra literaria fascinante. Su descripción del itinerario hacia Dios parte del reconocimiento de la 'inclinación natural' inscrita en el corazón del hombre, aunque pecador, a amar a Dios sobre todas las cosas.
De acuerdo al modelo de la Sagrada Escritura, San Francisco de Sales habla de la unión entre Dios y el hombre desarrollando toda una serie de imágenes de relaciones interpersonales. Su Dios es padre y señor, esposo y amigo, tiene características maternales y de nutrición, es el sol del cual hasta la noche es una misteriosa revelación”.
San Francesco fue un escritor innovador y original. Sus principales obras son la Introducción a la vida devota (Filotea), su primera obra pastoral muy difundida y traducida a numerosos idiomas, y el Tratado sobre el amor de Dios, uno de los textos de mayor influencia en la literatura cristiana y en la espiritualidad de la Iglesia. Estos dos textos han contribuido enormemente a la vida espiritual de la Iglesia e inspirado varias escuelas de espiritualidad. Sus cartas, de estilo familiar y afectivo, son verdaderos tesoros de acompañamiento espiritual y de vida de oración. Sus homilías y sermones, con un estilo sencillo, profundo e íntimo, son hasta el día de hoy un testamento espiritual para todas las generaciones.
Cuatrocientos años después de su muerte, su visión y estilo de comunicación siguen vigentes y vivos en la vida de la Iglesia.