Con la ayuda recibida, la Fundación Don Bosco de Timor Oriental pudo ayudar a muchas personas de diversos programas sociales, en escuelas, orfanatos, campos de refugiados, o incluidas en los proyectos para niños de la calle, personas con discapacidad, ancianos y para quienes viven en áreas rurales. Se brindó asistencia a los más afectados por la pandemia Covid-19, así como de las inundaciones ocurridas el 4 de abril de 2021.
Debido a las restricciones por el Covid-19, los salesianos dieron servicio directamente a las instituciones y a los destinatarios de esta ayuda entregando la comida y observando todas las precauciones de seguridad sanitaria.
Uno de los destinatarios de la ayuda fue el orfanato "Don Bosco Halicuo" gestionado por el padre Belzito dos Santos. El orfanato está ubicado en una zona rural del distrito de Maliana, que en 2021 acogió a más de 150 niños sin padres o abandonados por sus familias. Sin embargo, al ser una comunidad recientemente establecida en un área remota, el orfanato tuvo grandes dificultades para garantizar alimentos y atención médica a sus huéspedes.
El padre Dos Santos hizo todo lo posible para remediar la mayor cantidad posible de alimentos, ropa y todo lo necesario para los niños, pero la pandemia ha reducido significativamente las pocas donaciones.
“Hace ya unos meses que nos faltan alimentos y por eso somos muy ahorrativos en la gestión de lo poco que tenemos, trabajamos más para cultivar hortalizas e intercambiarlas por otros alimentos y también hemos vendido algunas vacas para poder comprar comida... Pero esta donación, además de ayudarnos, también les hace entender a los niños que aunque sean huérfanos, todavía hay muchos hermanos, hermanas, padres, madres y familias dispuestos a ayudarlos”.
Otro destinatario de la ayuda es Mario Ruken, un joven que frecuenta el Centro de Educación Técnica y Profesional “Don Bosco” en Dili-Comoro. Ruken proviene de una familia de bajos ingresos y antes de la pandemia vivía con su hermano y hermana en un pequeño albergue. Los tres hermanos iban a la universidad y Mario trabajaba como chofer particular, mientras que sus hermanos ayudaban a sus vecinos.
Sin embargo, con la llegada de la pandemia, Mario perdió su trabajo; además, el albergue en el que vivían quedó completamente destruido por las inundaciones que durante la primavera azotaron a Dili, quedando él y sus hermanos privados de todo. Ahora los hermanos de Mario han regresado a su pueblo de origen, mientras él, que se quedó en Dili para trabajar y ayudar a su familia, finalmente vuelve a estar bien alimentado. "No sé quiénes son ustedes, pero al darnos de comer aunque sea por un corto período de tiempo, prolongando así nuestra vida, nos hacen redescubrir nuestra dignidad", dijo, agradeciendo a los bienhechores.
En Timor Oriental viven 1,3 millones de personas, casi el 49% de las cuales se encuentran en situación de pobreza, y más de un tercio de la población sufre regularmente escasez de alimentos.
