Los romaníes, con sus sacerdotes y monjas, habían estado esperando al Papa desde el comienzo de la jornada y se habían reunido llegando desde varios centros pastorales directamente en el distrito de Luník IX. El programa ya había comenzado por la mañana con la Misa celebrada por el obispo salesiano, Mons. Vladimir Fekete, Prefecto apostólico de Azerbaiyán y unos cuarenta sacerdotes. El programa artístico, compuesto por bailes, canciones y oraciones, fue elaborado por doscientos romaníes, que viven en varios pueblos del este de Eslovaquia.
Desde su llegada, el Papa Francisco ha vuelto su mirada hacia los gitanos, reunidos en las ventanas de los edificios frente a la obra de Don Bosco. Los cuatro salesianos presentes en Luník IX, con el Inspector de Eslovaquia, el padre Peter Timko, recibieron al Santo Padre en la casa salesiana.
Luego, en el escenario preparado para la ocasión, el padre Peter Bešenyei, Director de la obra, ilustró al Pontífice el trabajo realizado hacia todos los que estaban situación de marginalidad. “Gracias, padre Pedro, por habernos hablado de los centros pastorales, donde no se hace asistencia social, sino acompañamiento personal - dijo el Papa -. Gracias, salesianos, avancen por este camino, sin engañarse de que puedan darlo todo y de inmediato, pero que es profético, porque incluye a los más pequeños, construye hermandad, siembra paz”.
A continuación, el Santo Padre subrayó que en demasiadas ocasiones los gitanos han sido "objeto de prejuicios y juicios despiadados, estereotipos discriminatorios, palabras y gestos difamatorios". Por eso, durante su intervención, Francisco preguntó a los gitanos presentes: "¿Cómo pasar del prejuicio al diálogo, del cierre a la integración?" La respuesta se encuentra en el testimonio de Nikola y René, una pareja de jóvenes casados romaníes, presentes en el escenario con sus dos hijos pequeños, que crecieron en el oratorio salesiano directamente en el distrito de Luník IX, donde participaron en el servicio de animación de los niños. Ellos también agradecieron a los salesianos por acompañarlos y prepararlos para la vida fuera del barrio donde ahora viven.
“Nikola y René, ustedes nos ayudaron -dijo más tarde el Papa-. Esta historia de amor nació aquí y maduró gracias a la cercanía y aliento que recibieron. Se sintieron responsabilizados y quisieron un trabajo; se sintieron amados y crecieron con el deseo de dar algo más a los hijos”.
Más de 160 personas se inscribieron como voluntarios para organizar el encuentro de los gitanos con el Papa. La mayoría de ellos pertenecían a la Familia Salesiana como Salesianos Cooperadores o Exalumnos de Don Bosco.
Al final de este breve encuentro, que duró 45 minutos, el Papa Francisco pidió a los presentes que rezaran juntos un Padre Nuestro, cada uno en su propio idioma, y a todos ellos les impartió la bendición apostólica. Luego partió hacia al estadio “Lokomotiva”, donde lo esperaban miles de jóvenes.
https://www.infoans.org/es/component/k2/item/13645#sigProIdf097a392b0