En el encuentro se realizó en presencia -visto que las restricciones por la pandemia se suavizaron parcialmente en esos días- con el padre Orozco que se reunió y saludó por primera vez a todos los representantes de los distintos grupos, elogiando su compromiso y animándolos para los futuros trabajos.
A continuación, destacó el gran trabajo realizado por los distintos grupos de la Familia Salesiana en sus diferentes ámbitos de intervención, así como las iniciativas válidas, diversas y generalizadas con las que respondieron a la emergencia sanitaria que afecta al mundo entero. En este sentido, destacó, a modo de ejemplo, la gran labor que realizan los Salesianos Cooperadores de la Región Interamerica, a través del programa "Vamos en la misma barca", que reunió y reúne a miles de voluntarios, y que puso en contacto al mundo salesiano, incluso de otras Regiones, con el Rector Mayor, dando así un sentido de unidad al trabajo de la Familia Salesiana.
Posteriormente, refiriéndose al mensaje del Aguinaldo del Rector Mayor para 2021, «Movido por la esperanza:“He aquí, que hago nuevas todas las cosas” (Ap 21.5)», compartió algunas ideas con los presentes. En primer lugar, aclaró que la esperanza no es un optimismo ciego "que las cosas vayan bien... Nuestra esperanza tiene mucho que ver con nuestra fe, es decir, con la convicción de que Dios no nos deja, que nos acompaña", que incluso en ese paso más oscuro hay un poco de luz que nos hace caminar”.
Luego habló de los “lugares de esperanza”, es decir, de aquellas fuentes propias del carisma salesiano donde los miembros de la Familia Salesiana pueden encontrar la esperanza y luego compartirla con los demás, especialmente con quienes más la necesitan.
Identificó el primero de estos lugares en la amistad, una propia experiencia salesiana, porque, dijo: "Brindamos la posibilidad, damos la posibilidad de que las personas se hagan amigos, de los niños, niñas ... Nosotros como educadores queremos convertirnos en sus amigos para promocionarlos”.
El segundo lo identificó en el "quizás" de Don Bosco, como de Don Luigi Variara, de Madre Mazzarello ... de todos esos grandes santos y fundadores, que supieron abrir nuevas oportunidades a partir de una pequeña abertura que se abrió. Como Don Bosco que, saliendo de la cárcel de menores “Generala” de Turín, se preguntaba: "Quizás si estos jóvenes tenían un amigo afuera…".
"Hay dos lugares de esperanza para nosotros en la Familia Salesiana: la amistad y esos quizás que dejan vislumbrar un panorama diferente", concluyó el padre Orozco.
