Las actividades desarrolladas en septiembre se abrieron con la misa en el hospital local, presidida por el párroco, padre Gahungu, y armonizada por el coro de los animadores del oratorio. Concluida la celebración, los asistentes de la oficina social del hospital ayudaron a la delegación salesiana a distribuir alimentos y jabón a todos los internados y a al personal sanitario.
“Fue un momento de alivio y consolación para los enfermos internados en el hospital. En nuestro servicio nos hemos preocupado que quienes están solos y no tienen parientes o amigos que les den apoyo, recibieran algo más” explica el padre Katanga.
Siempre de la parroquia salesiana, otro equipo partió a la cárcel, para ofrecer el mismo tipo de asistencia y ayuda a los detenidos. La visita fue una gran sorpresa para los presos y los guardias, que pudieron compartir un momento de emoción y serenidad.
A través de actividades como estas, la obra salesiana de Rukago intenta dar motivación a los jóvenes sobre su posibilidad de incidir en la sociedad, así como dar un testimonio fuerte sobre la importancia del empeño social de los jóvenes.
Los muchachos que participaron en las dos iniciativas son animadores del centro salesiano, empeñados en itinerarios de formación permanente que los vuelven más eficaces en la asistencia a los necesitados. En el futuro próximo han programado también gestos de cercanía y apoyo a sujetos vulnerables de la municipalidad de Gahombo.
“Los jóvenes de la parroquia de Rukago decidieron ser protagonistas del cambio - cuenta el padre Katanga-. Desarrollan actividades de beneficencia entre los más vulnerables sin esperar nada a cambio. Otros participan en los programas comunitarios para arreglar calles y puentes. A veces participan también en la construcción y arreglo de habitaciones para los necesitados”.
“Ellos como otros cristianos de la parroquia han entendido que no puede existir vida cristiana auténtica sin el empeño social, especialmente hacia los más necesitados”, concluyó el salesiano.