Muchos niños tienen que pasar esta estación invernal con las frazadas rotas o agujereadas y no pueden dejar de compartirlas con sus hermanos; otros en cambio, ni siquiera tienen frazadas. Para estas familias es incluso difícil comprar alimentos, imaginémonos adquirir una nueva frazada.
Hay niños que se pelean con sus hermanos por una chompa o abrigo. Los ancianos sufren también, porque están quienes viven en el interior de los barrios de emergencia, o en cuartos con piso de cemento, paredes agujereadas y ventanas rotas. El invierno es en realidad una estación hermosa, pero terrible para las familias indigentes, niños y ancianos. Son los tres meses más largos del año cuando no tienen vestidos pesados, ni ropa interior adecuada, ni camas calientes o si se vive en una villa o en un cuarto sin piso o de cemento frío, con agujeros en el techo y además cuando hay que combatir el hambre.
"¿Dónde encuentran la fuerza necesaria para superar todo esto?" se pregunta Nhlanhla.
Viendo todo este sufrimiento y esta necesidad, él y otros jóvenes de Dobsonville y del otro barrio de Snake Park se tomaron el empeño de hacer ellos mismos el cambio y de dar a estas pobres familias la fuerza para levantarse, dándoles frazadas, vestidos pesados y alimentos calientes.
Dese el 24 de mayo pasado, dos meses después del aislamiento impuesto para contener el covid-19, en un momento en el cual la gente se encontraba al límite de la desesperación por la falta de réditos, estos jóvenes comenzaron a preparar cada domingo comida caliente, sopa de verdura, pap (una masa a base de maíz), pan y alimento caliente.
Hasta ahora su comedor para los pobres alimentó a más de 3.000 personas, en la zona de Snake Park en Soweto. Para poder satisfacer a los hambrientos a las 10 de la mañana unos 15 jóvenes se reúnen desde las primeras horas del día e inician a cocinar. En general usan sus propios recursos para obtener todos los ingredientes de la sopa, pero también hay gente generosa en la zona que ocasionalmente dona algo.
Los jóvenes son conscientes que dar de comer a los hambrientos responde solo en parte a la exigencia de aquellas familias. Servirían también frazadas y vestidos pesados para aliviar el amargo frío invernal.