Inmediatamente, voluntarios de muchos lugares diferentes de Eslovaquia empacaron cada máscara con instrucciones para su uso seguro y una foto con las reliquias de los benditos eslovacos P. Titus Zeman, SDB, y Anka Kolesárová. En varias ciudades, otros miembros de la Familia Salesiana han participado en el proyecto. Al final, en el espacio de unos pocos días, se recogió casi el doble del objetivo fijado: 2.871.
“Fue sorprendente ver la rapidez con que se movilizaron mujeres de todas las edades, profesiones y estatus. Una mujer de 88 años coció mascarillas y lo mismo hizo una niña de 4 años. Muchas mascarillas fueron hechas por madres jóvenes a pesar de los niños pequeños que había que cuidar. Y también había una enfermera en la línea del frente en la lucha contra el Covid-19 y un paciente de oncología. Todos buscaron una manera de ayudar”, dijo Katarína Pirohová, una voluntaria de Prezov.
“Mi marido también se dedicó a la costura, al igual que mi hija mayor, por lo que en casa había que luchar por tener la máquina de coser y poder trabajarla”, dice Lenka Klingová. Incluso los niños más pequeños ayudaron con el embalaje; al final se convirtió en una producción en masa, y sobre todo fue un agradable negocio familiar. Recibimos mucho de Dios, teníamos que devolver algo.
Como muestra de gratitud por la educación recibida, los exalumnos entregaron las mascarillas como prioridad a los Salesianos. Pero también apoyaron proyectos en los barrios: en la comunidad romaní de Plavecký Þtvrtok y en la comunidad marginada de Nitra - Orechov Dvor, donde trabajan las Hijas de María Auxiliadora.
En la distribución de la ayuda también se pensó en los amigos de los países más afectados por el coronavirus en Europa, por ello se enviaron casi 700 mascarillas a los Salesianos de León, España; más de 600 a las comunidades salesianas de Costanta, Rumania; otro paquete llegó a Italia; y algunas mascarillas con el logo de Don Bosco también se enviaron a la Sede Central de los Salesianos en Roma.
“Al principio de la pandemia se sabía que muchos alumnos participaban activamente en sus comunidades, por ejemplo, ayudando a los ancianos a hacer las compras, pero yo pensaba en hacer algo juntos... El hecho de que al final el número de mascarillas casi se haya duplicado demuestra que nuestros miembros están abiertos a ayudar a los demás y son capaces de reaccionar rápidamente”, concluye el Presidente de la Federación Nacional de exalumnos e iniciador de la iniciativa, Róbert Mruk.
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