Nacido en España, desde que llegó a Venezuela hace más de 60 años, nunca dejó de trabajar por la familia popular venezolana. Se graduó Summa Cum Laude de la escuela de Psicología de la Universidad Católica Andrés bello en 1967. Se especializó en psicología educativa en la Complutense de Madrid.
Fue un salesiano vigoroso, inteligente, inquieto intelectualmente, predicador de su fe católica, cercano a la gente pobre del barrio San Isidro, en Petare, donde vivió modestamente durante más de 35 años, involucrándose de lleno no solo al estudio de las costumbres y las características que definen a la familia popular venezolana, sino a aliviar sus carencias y ayudar a los más necesitados, llevó la Palabra de Dios sirviendo sin falta con su misa diaria y sus pensamientos agudos a los débiles del mundo.
Siempre fue defensor de la madres, y constantemente hacía hincapié en lo necesario que es la formación de los niños para convertirlos en padres responsables, porque fue testigo de excepción de lo que hace la mujer en el país para criar sola a sus hijos.
Como columnista del diario El Nacional, publicó artículos que llamaban la atención sobre los diversos problemas de la sociedad venezolana; en especial, sobre la violencia que, de acuerdo con sus estudios, está muy ligada al hogar y a la infancia de las zonas populares.
Fundador hace más de 25 años del Centro de Investigaciones Populares, cuyo objetivo es la comprensión y el conocimiento global del mundo popular venezolano, deja un valioso trabajo de investigación, que aporta muchas ideas nuevas acera de la pobreza, sus motivos y la psicología o interpretación existencial de la gente del barrio. Ante la grave crisis que vive el País, siempre manifestó: “El pueblo va a encontrar la forma de organizarse libremente”.
Un hombre que vino de lejos, que supo entender la realidad venezolana y su relación pobreza más violencia desde el trabajo con los más necesitados.
