Don Mariano Amaya había nacido en la villa de Santaella, donde aprendió las primeras letras. Cursó la Segunda Enseñanza en el Instituto Provincial de Córdoba, donde logró el Grado de Bachiller en Artes. Desde 1863 pasó al Seminario Conciliar de San Pelagio, donde estuvo hasta 1869, aprobando con notas brillantísimas cinco años de Teología y uno de Derecho Canónico. El 7 de enero de 1868 recibe el orden del presbiterado de manos del Excmo. e Ilmo. D. Juan Alfonso de Alburquerque, obispo de Córdoba.
Coadjutor primero ese mismo año de la parroquia de San Nicolás y San Eulogio, el 15 de julio de 1871 fue nombrado cura ecónomo de La Carlota cuyo cargo desempeñó ocho largos años. El 17 de diciembre de 1879 tomó posesión del curato de Santiago de esta capital, que obtuvo en el concurso general celebrado ese mismo año. Seis años después tomó parte en otro concurso general para la provisión de vacantes, y habiendo aprobado los ejercicios pertinentes, fue nombrado cura propio de la parroquia de San Lorenzo, tomando posesión el 19 de julio de 1886.
Simultaneó estos cargos con el de examinador sinodal de la diócesis, confesor de distintas comunidades religiosas, visitador del Desierto de Belén y Comunidad de Ermitaños que lo habitaban. Igualmente, al mismo tiempo que estos cargos, y de manera totalmente gratuita, desempeñó la dirección y administración del Asilo de Mendicidad de la capital, procediendo con tanto acierto que el Excmo. Ayuntamiento le nombró hijo adoptivo, rotulando una calle con su nombre. Esta calle aún existe en la actualidad. Sustituyó a la antigua “Calle del Peral”, situada entre las calles “Pozanco” y “Jesús Nazareno” en pleno barrio de San Lorenzo.
Por su propia crónica conocemos la parte activa que tuvo en la venida de los salesianos a Córdoba, y cómo consiguió la propiedad de la casa que ocuparía el colegio. Con mucho mimo siguió la marcha y desarrollo posterior del colegio mientras estuvo al frente de la parroquia de San Lorenzo, y luego hasta su muerte. En 1906, después de veinte años de entrega a la labor parroquial, fue nombrado Canónigo Pontificio de la Catedral de Córdoba; tomó posesión el 27 de enero de 1907, habiendo sido presentado su nombramiento en el Ministerio de Gracia y Justicia el 25 del mismo mes y año.
En los últimos años de su vida, la preocupación del P. Amaya era terminar sus días en una Casa Salesiana. En estado delicado llegó a las Escuelas Salesianas de la Santísima Trinidad de Sevilla a últimos de febrero de 1921.
Murió el 14 de abril de 1921. En Córdoba en el día de trigésima se celebraron solemnes funerales en la Catedral, en su parroquia de San Lorenzo y en la Iglesia de María Auxiliadora del Colegio Salesiano.
Fuente: Salesianos.edu