Los tres salesianos que se han hecho cargo de la misión se han dado unos meses para hacer un balance de la realidad, comprender los desafíos y elaborar un plan de acción. Actualmente viven en la casa que pertenecía a las Hermanas de la Consolata, quienes estuvieron hasta cuando tuvieron que dejarla por la guerra. En los últimos 20 años, la propiedad fue usada por los sacerdotes que visitaban la misión, y luego fue una comunidad de forma permanente, pero el deterioro de la estructura es evidente.
Para las actividades de la fiesta de Navidad, la comunidad decidió adoptar el método “haz lo que siempre se hizo” para ver y aprender de la situación y de cómo se ha hecho hasta la fecha. A pesar de los desafíos y tantas dificultades, en Tapita falta la electricidad y el agua es racionada, las vías de comunicación son pocas y están destruidas, y la gran dificultad con la población es el idioma. A pesar de estas situaciones difíciles, los religiosos han comenzado a revivir la vida pastoral.
En el mes de enero tuvieron el primer encuentro de los grupos parroquiales: Consejo Pastoral, Comisión Económica, hombres, mujeres, jóvenes, monaguillos, el coro, y las diversas asociaciones... Se han propuesto que todas las tardes reunirse todas las tardes para poner en marcha la vida pastoral, explicó el P. Riccardo Castellino, SDB.
La parroquia tiene 24 centros de misión en diversas zonas. Los Salesianos han decidido visitar todos lugares y cada domingo solo uno de ellos permanece en la parroquia y los otros parten a los pueblos vecinos.
La gente del lugar es simple y pobre, vive de la agricultura y no le falta comida. Todas las comunidades han construido un templo y otras están construyendo una pequeña iglesia de material simple: barro.
“Hay mucho trabajo por hacer y esto implica una gran cantidad de energía, recursos y materiales. ¡Ellos también son hijos de Dios y merecen toda nuestra atención!”, Concluye el P. Castellino.