Son las 11 de la mañana del lunes 7 de agosto. ¡Hay una sorpresa para los animadores!, comenta el responsable. El director del oratorio explica a los jóvenes el programa del día. Son unos 34 muchachos, divididos en 17 parejas, donde el objetivo es llegar por la tarde a la playa de Lido Conchiglie, a una distancia de 14 km a pie. Las opciones para para llegar a Gallipoli es con tren o con autobús. A los muchachos se les entregó un mapa geográfico de la ruta, un solo celular, una botella de agua por persona y sin dinero. Para comprar el billete del autobús o del tren, o para comer, se les entregó pequeños artículos para vender. En la primera hora debían recargar solo 50% del teléfono móvil y enviar la ubicación a través de WhatsApp.
Diversión y entusiasmo caracterizaron el viaje. Pero, al poco tiempo experimentaron las primeras frustraciones, el cansado, la fatiga, el calor que se experimenta en Salento. Todo esto aumentó el desánimo y la desilusión.
Obviamente, los animadores adultos, controlaban y acompañaban de lejos a los jóvenes. A las 19 horas, los jóvenes llegaron a la Playa Lido Conchiglie, que estaba llena de turistas y bañistas. Los vieron llegar a los “héroes del camino” que previamente debían ser controlados. Las demás parejas llegaron poco a poco a su destino final.
La experiencia inusual representó para estos jóvenes una oportunidad de crecimiento, fue un momento particularmente formativo, que permanecerá para siempre en las mentes y en los corazones de los participantes. Para los educadores, quienes los ven crecer, fue una gran satisfacción verlos orgullosos de sí mismos y felices de la gran aventura realizada.
El día culminó con la actividad formativa con que los jóvenes fueron capaces de vivir y que permitió una síntesis maravillosa entre fe y vida... enseñándoles a vivir el estilo de Don Bosco “en mangas de camisa”.