En el llamamiento el cardenal cita el informe publicado el 3 de febrero por el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, al que califica como “muy preocupante”. Las Naciones Unidas informan de brutalidades y otras violaciones graves de los derechos humanos cometidas por parte de las fuerzas de seguridad birmanas en el estado de Rakhine, enumerando actos de “barbarie e inhumanidad difíciles de leer y difíciles de creer”, continua el cardenal. Se trata de “una llamada de atención para todos nosotros”, añade.
La situación en los estados del norte de Kachin y Shan es preocupante, en particular después de la detención de dos pastores cristianos de etnia Kachin, Nawng Latt y Gam Seng. “Rezo para que se haga justicia y sean puestos en libertad. También rezo por los miles de desplazados a causa de la reciente acción militar en el norte de Myanmar”, escribe el arzobispo de Yangon, pidiendo al gobierno que “ponga fin a la ofensiva militar contra la población civil en el estado de Rakhine y en los estados de Kachin y Shan”. “La paz es posible solo con la justicia”, declara.
El recurso solicita al Gobierno que "permitir el libre acceso a las agencias humanitarias, los medios de comunicación y observadores de derechos humanos en los estados de Rakhine, Kachin y Shan".
El cardenal espera que el gobierno birmano “actúe junto con la comunidad internacional para investigar los crímenes denunciados por las Naciones Unidas” e invita a “la comunidad internacional a estar atentos” y a “apoyar al gobierno democrático actual de Birmania”.
“Tratemos de trabajar juntos – concluye el comunicado – para poner fin a la violencia y al terror en nuestro país, y para construir una nación donde cada hombre, mujer y niño, de todas las razas y religiones, sea reconocido como un vecino, y un hermano en humanidad”. En este espíritu, la Iglesia Bimana ha declarado el 2017 “Año de la Paz” para aportar su contribución.
Fuente: Agenzia Fides