Por P. Stefano Martoglio,
Consejero para la Región Salesiana Mediterránea
"En este contexto - escribía - el heroísmo de la gente y de los hermanos, el quedarse y llevar una vida normal, es lo más difícil en un estado de guerra. Nuestra casa está en una zona bastante segura, al menos por estos momentos; pero hemos llorado en tiempos pasados a nuestros muertos".
En los últimos años la guerra ha continuado y en Alepo la situación ha empeorado. Alepo se ha convertido en el epicentro de la guerra. Todos sabemos de estas noticias, pero la información que recibimos no siempre es completa y transparente.
Hay dos tareas que nos piden a todos nosotros: la oración en primer lugar. La oración está en el corazón de Dios y permite que no nos olvidemos, mirando hacia arriba, alzando la mirada a Dios. La oración es el regalo de nuestra proximidad a los que viven y trabajan, a los hermanos, a la familia salesiana, a todas las personas de todas las religiones. ¿Por qué es importante la oración? Para no olvidarnos de Dios y no habituarnos a la violencia. Oremos por la paz, no solo en Alepo, sino en toda Siria. Imploraremos paz y diálogo entre las personas que están luchando: sea a Dios en el cielo, como en la tierra, entre los líderes de los bandos contrarios; con el fin de mover a la compasión por tanto sufrimiento de un pueblo muy probado.
La segunda tarea que les confío es informarse, con atención y documentándose, sin conformarnos con las noticias superficiales, luego; dar a conocer esta realidad entre la gente, en nuestras familias, en la Familia Salesiana. No hablar de esta situación, no compartirla, es hacer como si esta realidad no existiese, habituándonos a ella. Dios nos libre de esta terrible posiblidad.