Sobre la sana laicidad, el Pontífice habló en su discurso en la Sesión Conclusiva del Congreso La religiosidad popular en el Mediterráneo, primera etapa de su visita. La laicidad, uno de los principios constitucionales de Francia, “garantiza a la política operar sin instrumentalizar la religión, y a la religión vivir libremente sin cargarse con la política dictada por el interés, a veces poco conforme o incluso contraria a las creencias religiosas”. El papa Francisco subrayó también la importancia de una apertura recíproca entre la cultura religiosa y la laica, así como entre creyentes y aquellos que se han alejado de la práctica religiosa, pero que “no son ajenos a la búsqueda de la verdad”.
Sobre la paz, el papa Francisco habló durante el Ángelus, recitado en la Catedral de Ajaccio en presencia de obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas. El Santo Padre recordó los muchos conflictos que ensangrientan el mundo, desde Oriente Medio hasta Europa y Asia, e hizo un llamado a orar por la paz. Además, dedicó un pensamiento a las víctimas del ciclón que golpeó el archipiélago francés de Mayotte en el océano Índico.
Finalmente, durante la misa en Place d’Austerlitz, frente a una multitud de fieles, se pudo experimentar la piedad popular, de la cual el Santo Padre habló ampliamente en este 47° viaje apostólico. Un momento particularmente conmovedor ocurrió poco antes del inicio de la misa, cuando la estatua de la Virgen atravesó la multitud, llevada en hombros por los miembros de las cofradías, mientras el pueblo entonaba un hermoso canto mariano. Allí, el papa Francisco dejó un mensaje importante y poderoso, recordando que, incluso en medio de las devastaciones de las guerras, la esperanza del Señor que viene nunca defrauda.
Durante la visita no faltaron momentos “fuera del programa”, como el saludo a Jean-Marie, la ciudadana más anciana de Ajaccio, quien recientemente cumplió ciento ocho años, y la oración ante la estatua de la Virgen de la Misericordia, patrona de Córcega, a quien los católicos de la isla – aproximadamente el 90% – veneran como la “Madunuccia”.
El último acto de la visita en Córcega fue el encuentro con el presidente francés, Emmanuel Macron, en una sala del aeropuerto, dedicada a Napoleón. El presidente expresó gestos de afecto hacia el Papa y le entregó un regalo especial: un gran libro dedicado a la catedral de Notre-Dame, restaurada tras el dramático incendio de 2019 y reabierta al público hace una semana, el 7 de diciembre. Macron agradeció al papa Francisco “en nombre de Córcega y de Francia” y le ofreció los mejores deseos para el inicio del Jubileo.
En el avión, durante su regreso a Roma, el papa Francisco expresó su alegría por esta visita a Ajaccio, una tierra donde “nacen muchos niños”. El breve trayecto permitió también al Santo Padre vivir un pequeño momento de celebración con el regalo de un pastel por parte de los miembros de la Aigav, la asociación de vaticanistas acreditados por medios de todos los continentes, quienes quisieron anticiparse al festejo de los ochenta y ocho años del Papa, que se celebrarán el próximo 17 de diciembre.