El proyecto de los Salesianos en Tijuana cuenta con cinco oratorios que funcionan como centros juveniles, y en los que se ofrecen actividades culturales y deportivas a niños, niñas y jóvenes, tanto de la ciudad como migrantes. Además, existe un desayunador y albergue donde se atiende a más de 1.500 personas cada día en sus necesidades de alimentación, higiene y acompañamiento.
Kristiñe Azpiazu quería tener una experiencia de voluntariado y se inscribió a las reuniones formativas del Gobierno Vasco. Una técnica de Misiones Salesianas impartió estas formaciones, y al finalizar la joven psicóloga se incorporó al resto de aspirantes para realizar una experiencia de Voluntariado Misionero Salesiano.
En los sucesivos encuentros coincidió con diferentes personas que también esperaban conocer el país y la obra en los que iban a realizar su voluntariado. Entre ellas estaban María y Gema, dos mujeres a las que también se les asignó la obra salesiana de Tijuana y con las que convivió durante parte de su voluntariado.
Kristiñe estuvo vinculada al Oratorio Salesiano San Juan Bosco en las primeras semanas de esta experiencia misionera. En él se proporcionan oportunidades educativas de calidad a los niños y niñas provenientes de familias en situación de vulnerabilidad y por él pasan alrededor de mil personas cada día.
En el Desayunador Padre Chava Kristiñe aportó su experiencia profesional y su calidad humana.
Después se vinculó al Desayunador y Albergue Salesiano Padre Chava, una iniciativa que se puso en marcha hace 21 años para atender a las personas migrantes y en situación de calle. El Desayunador cubre las necesidades básicas de estas personas ofreciéndoles un espacio donde pueden encontrar alimento, refugio y calor humano, para reintegrarlas en la sociedad mediante la creación de ambientes acogedores, programas formativos y procesos que les brinden herramientas para su crecimiento personal y profesional.
El Albergue Salesiano Padre Chava es un espacio acogedor y solidario que busca brindar apoyo y protección a la comunidad más desfavorecida. En él, personas en situación de calle encuentran un lugar seguro donde reciben alimento, abrigo y cuidado, ofreciéndoles un refugio temporal para que puedan reconstruir sus vidas y encontrar oportunidades para un futuro más prometedor.
En ambos programas Kristiñe pudo aportar su experiencia profesional como psicóloga, además de su enorme calidad humana. Su mensaje al regreso es claro: “Recomiendo conoce y participar en este programa de voluntariado”.
Al regresar a España, en el encuentro de evaluación del programa de voluntariado del Gobierno Vasco Juventud Vasca Cooperante, decenas de jóvenes analizaron el desarrollo de su experiencia de voluntariado internacional. Entre ellos se encontraba Kristiñe, cuya conclusión no deja lugar a dudas: “Para mí ha sido un antes y un después en mi vida. Me ha ayudado a tener un crecimiento personal y conocer una realidad que, si no, no hubiera conocido y sentido como ahora la siento”.
La joven psicóloga también tiene palabras de agradecimiento para la comunidad salesiana de Tijuana, con la que compartió momentos de trabajo, espacios comunes en el día a día y la vida religiosa de la comunidad: “El trato con los salesianos ha sido excelente. En todo momento me he sentido acogida y acompañada por ellos”.
Fuente: Misiones Salesianas