Admitidos con un permiso especial, acompañados por el director, dos educadores del IPM, el Padre Alessandro Giambra, capellán del mismo instituto, y el Padre Francesco Bontà, salesiano y director del oratorio de San Cataldo, los dos jóvenes dedicaron la primera parte del encuentro a un recorrido cultural por la zona de San Cataldo, concluyendo la jornada en el oratorio, donde tuvieron la oportunidad de reunirse con unos sesenta jóvenes y animadores de la realidad salesiana.

La incomodidad inicial por ambas partes fue inevitable, en un silencio total que el Director del IPM les invitó a apreciar como un "regalo", ya que es precisamente en el silencio donde nos escuchamos y comprendemos.

Diversas reflexiones surgieron durante el debate en un estimulante intercambio de preguntas y testimonios entre los presentes, lo que hizo que este encuentro fuera emotivo, especialmente cuando se abordó el tema de la libertad, tan poco apreciada en la vida ordinaria y tan deseada cuando se está privado de ella.

A los chicos del oratorio se les ofreció la oportunidad de conocer la verdadera realidad de la vida carcelaria, muy diferente de como es presentada en algunas series de televisión; a los chicos del IPM se les dio la oportunidad de conocer otra realidad, formada por chicos que cultivan el deseo de ser "buenos cristianos y honrados ciudadanos".

Del encuentro surgió el deseo de iniciar una colaboración entre el Oratorio Salesiano y el Instituto Penal.

Luego del diálogo compartieron un momento de fraternidad vivido en un ambiente salesiano: jugaron con el balón, charlas entre amigos, no pocas risas… todo ello aderezado con tiempo para un refrigerio.

Si el encuentro terminó con la vuelta al MIP de los dos jóvenes, la reflexión continuó durante por largo rato en los distintos grupos de WhatsApp con hermosas y profundas reflexiones de los jóvenes: "Fue bonito conocer su historia, y ver en sus ojos la luz de ser libres por un tiempo"; "No necesariamente por estar en la cárcel son malas personas, porque la mayoría de las veces se entra en prisión por un error que marca tu vida"; "Antes de ser presos, son personas como nosotros"...

El hermoso momento vivido juntos fue una oportunidad para recordar que el ambiente carcelario está cerca de la experiencia salesiana porque fue precisamente del encuentro de Don Bosco con los jóvenes de la 'Generala', la entonces cárcel de menores de Turín, y del encuentro con sus historias de vida y su sufrimiento, que surgió el antiguo y siempre nuevo llamamiento: "Si alguien se hubiera ocupado de ellos...".

"Y si, por razones obvias, no quedan fotos como recuerdo de este encuentro, tenemos la certeza de que las hermosas emociones vividas quedarán impresas en el corazón de los chicos. No solo se abrieron las puertas y los portones, ¡sino también y sobre todo los corazones!", comentó Luciano Arcarese, educador de San Cataldo, Salesiano Cooperador.

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