En el texto “Las Causas de los Santos. Subsidio al Studium” de la Congregación para las Causas de los Santos, concretamente en el Capítulo II dedicado al culto de las reliquias, hay elementos importantes que ayudan a comprender el valor del significativo gesto que tuvo lugar, tras una conversación entre el Rector Mayor y Madre Clara.
El término reliquia significa literalmente "fragmento" y se refiere al cuerpo humano o una parte de él; en un sentido amplio, también se usa para indicar objetos que pertenecen a una persona fallecida. En un sentido puramente religioso, las reliquias se dividen en:
-reliquias distinguidas (1º grado), el cuerpo entero o una parte representativa no pequeña de un Santo o Beato;
-reliquias no distinguidas o representativas (2º grado), objetos que hayan pertenecido a los Santos o que hayan estado en contacto con ellos. Ya en el Nuevo Testamento podemos ver las condiciones para el culto de las reliquias representativas: los creyentes que tocaban las vestiduras que pertenecían a San Pablo (cf. Hch 19,11) eran sanados (Cf. "Las Causas de los Santos. Subvención para el Studium", por Vincenzo Criscuolo, Carmelo Pellegrino, Robert J. Sarno, Ciudad del Vaticano, Librería Editora Vaticana, 2018, 227-230);
- finalmente, también existen reliquias de 3er grado que corresponden a cualquier objeto que haya entrado en contacto con reliquias distinguidas.
El Concilio Vaticano II, en la Constitución sobre la Sagrada Liturgia Sacrosanctum Concilium, en el n. 111, aclara la finalidad genuina y correcta de la devoción de las reliquias: “La Iglesia, según su tradición, venera a los santos y rinde honor las sus reliquias auténticas y sus imágenes. Las fiestas de los santos, en efecto, proclaman las maravillas de Cristo en sus siervos y ofrecen a los fieles ejemplos idóneos a imitar”.
La veneración de las reliquias tiene como finalidad dar Gloria a Dios, magnificar y alabar la bondad del Señor manifestada en aquella criatura e imitar al Santo en su disposición a corresponder al sobreabundante don de la Gracia.
Las reliquias no distinguidas entregadas en manos del Rector Mayor son:
- los anteojos y el libro de oraciones "Oficio de la Santísima Virgen María" de la Venerable Madre Laura Meozzi (1873-1951);
- un pañuelo y una nota autografiada por la Sierva de Dios Madre Rosetta Marchese (1922-1984);
- el camisón, un libro de partituras y un libro de cosmología en francés de la Venerable Sor Teresa Valsé Pantellini (1878-1907);
- dos coronas del rosario, tres medallas y un pañuelo de la beata Maddalena Morano (1847-1908);
- una armónica de boca y un cuaderno autografiado por la beata María Romero (1902 - 1977) con transcripciones de poemas de varios autores;
- una pinza para asistir a los enfermos y una corona de rosario de la Beata María Troncatti (1883 - 1969).
El Rector Mayor agradeció calurosamente a Madre Chiara Cazzuola este regalo, signo eminentemente pascual de la donación que hicieron estas hermanas en su camino de santidad, que enriquece a toda la Familia Salesiana.