Son trescientas mil las personas afectadas en el distrito de Kurigram, en el norte, casi en la frontera con India; también hay otras 50 mil familias alrededor de Sirajganj, descendiendo a lo largo de las orillas del Brahmaputra. Ante esta situación, el gobierno está tratando de ayudar a quienes de repente se encontraron en gran dificultad, al igual que los organismos internacionales presentes en la zona. La Iglesia en las áreas afectadas también está haciendo todo lo posible para brindar ayuda y la Cáritas está muy activa en el área.
Si bien existen temores de nuevas lluvias, el balance de daños causados por los aluviones empeora drásticamente en la parte sureste del país, donde los deslizamientos de tierra y las inundaciones en Cox's Bazar, el asentamiento de refugiados más grande del mundo, están provocando el desplazamiento de alrededor de 13.000 Roingyas. Al menos hay seis víctimas entre los refugiados - tres son niños - quince ciudadanos bengalíes muertos y más de 200 mil los que fueron bloqueados por las inundaciones. Las cifras proporcionadas por la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) son dramáticas, hablan de 21.000 Rohingya afectados por las fuertes lluvias y cerca de 4.000 refugios dañados o destruidos, incluidos clínicas y baños.
La emergencia por mal tiempo en Bangladesh se suma a la emergencia sanitaria debido a la pandemia de Covid-19. Así se impuso durante un mes un nuevo bloqueo en todo el país, debido a una nueva ola de infecciones.
“El cierre de las fábricas - continúa Don Alencherry - ha dejado a muchos trabajadores sin trabajo. A pesar de las restricciones impuestas, miles y miles de pobres abandonan sus hogares todos los días para intentar trabajar y ganar algo”.
El sacerdote salesiano también destaca que hasta hace dos semanas el virus se concentraba en los pueblos, mientras que ahora la incidencia también afecta a la capital y recuerda que casi cada día 230 personas mueren y miles se contagian.
Las consecuencias del virus en la economía siguen siendo el aspecto más preocupante: "El número de pobres ha aumentado mucho en el último período, todas las ganancias obtenidas del trabajo de los últimos cincuenta años se han perdido en un año y medio".
"Nuestra esperanza es que podamos volver a la normalidad, que la gente pueda recuperar su trabajo y que todos juntos podamos reconstruir nuestras vidas y seguir adelante", concluye, con una mirada de esperanza, el padre Alencherry.