Participan unos 800 niños y niñas: libaneses, sirios e iraquíes, con decenas de animadores voluntarios debidamente capacitados. Los sirios e iraquíes son todos refugiados que residen en el Líbano desde hace varios años: los sirios esperan poder regresar a su país, mientras que los iraquíes esperan ser recibidos en un tercer país.

Mientras que los sirios son todos musulmanes y los iraquíes cristianos, los libaneses son mixtos, si bien la inmensa mayoría son cristianos, de acuerdo con la demografía de la zona y viven en un radio de 10-15 km del centro salesiano. Los niños sirios  residen en la zona, en cambio los iraquíes residen en los suburbios de Beirut, a más de 40 km de distancia. Para todos, el transporte está garantizado, así como la distribución diaria de un bocadillo y una bebida.

La casa salesiana de El-Houssoun nunca había conocido un Verano Salesiano tan concurrido, aunque la asistencia diaria se divide en los días de la semana según la nacionalidad y la edad de los participantes (de 6 a 15 años).

Un programa educativo y recreativo colectivo o grupal forma el núcleo, flanqueado por momentos de actividades lúdicas libres, especialmente deportivas.

“Es impresionante ver la alegría que brilla en los rostros de los niños y adolescentes y el entusiasmo que ponen al participar en las diversas actividades que se ofrecen -escriben desde el Oratorio-. Incluso las niñas musulmanas que usan el velo dejaron de lado su tradicional reserva para participar en la atmósfera que los rodea”, añaden.

Todo esto contrasta fuertemente con el clima que impera actualmente en el país: desconfianza, pobreza y no pocas veces, miseria, desempleo, galopante devaluación de la libra libanesa, inestabilidad y en ocasiones inseguridad. Además faltan productos básicos, medicinas y los servicios sociales más básicos. Día a día, en una crisis que se prolonga desde hace dos años, agravada por la terrible explosión en el puerto de Beirut (4 de agosto de 2020), aún no se ve la luz en el fondo del túnel.

Sembrar alegría, confianza y esperanza, así como dar ayuda concreta, sigue siendo el objetivo primordial de los hijos de Don Bosco en la situación actual del Líbano. Se espera el día en que la luz finalmente triunfe y el Líbano vuelva a convertirse en el "país mensaje" descrito por el Papa San Juan Pablo II.

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