Las variadas intervenciones pastorales y la evangelización promovidas por el cardenal Silva Henríquez recogen, por lo general, tres elementos esenciales que aún hoy aparecen como luces para enfrentar muchos de los desafíos que la actual pandemia sigue despertando en el interior de nuestra Iglesia, sociedad civil, política y economía. Miradas unificadoras y con propósitos comunes para que las crisis actuales se transformen en oportunidades de repuntes y consolidaciones.
1. La formación en la vida del campo chileno con una familia de 17 hermanos que contribuyó a forjar un carácter valiente y decidido para abordar las necesidades y las adversidades. Con la pandemia estamos aprendiendo la valentía para superar las crisis, y a recordar que nos necesitamos mutuamente.
2. Como salesiano. La dimensión educativa de todo proceso de formación y acompañamientos de los jóvenes con la propuesta de Don Bosco: "Ser buenos cristianos y honestos ciudadanos", sigue siendo el lema que en la vida de los patios de los colegios y en la sala de clases es de vital importancia. Con la pandemia estamos aprendiendo a revivir esta práctica en el ambiente virtual, con la presencia, para un acompañamiento que construya y fortalezca la confianza.
3. Como exponente de la Iglesia chilena. El cardenal recogió y fue expresión de una cercanía con el pueblo y los más necesitados, promoviendo numerosas acciones y obras de solidaridad. Con la pandemia nos sentimos solidarios con los que más sufren y sentimos no poder estar cerca de quienes más lo necesitan. Nos hacemos parte de las iniciativas que lleven la ayuda necesaria a los hogares.
En esta perspectiva, justo algunos días después del lanzamiento de la nueva Carta Encíclica "Fratelli tutti" (Hermanos entre todos) del Papa Francisco, recojamos el ejemplo de don Raúl para fortalecer el coraje, cultivar la bondad y multiplicar la solidaridad como expresiones de la fraternidad humana.
Fuente: Boletín Salesiano de Chile