Dorothea nació en Santiago de Chile el 5 de junio de 1816, en una familia muy rica y de origen español. Tenía 3 años cuando la familia se trasladó, por razones políticas a Barcelona. A los 16 años se casó con un comerciante pudiente llamado Giuseppe Maria Serra. Tuvieron seis hijas, que se convirtieron en “excelentes cristianos y en madres ejemplares”.
La virtud que brillaba mayormente en Dorotea era la caridad. “La limosnera de Dios”, sacrificó su fortuna. Puso en primer lugar el amor por los pobres: “será mi primer pensamiento”, dijo. El P. Rinaldi, que la conocía directamente, testificó: “Vi con mis propios ojos muchos casos de ayuda a niños, viudas y ancianos, enfermos… La Siervo de Dios realizaba los servicios a los enfermos y a los más humildes”. Por parte de su marido, tenía plena confianza y total cooperación, que cuando murió, ella se dedicó a tiempo completo a su misión.
En este período nació y creció la relación con los Salesianos y las Hijas de María Auxiliadora. Le escribió a Don Bosco en 1882 para pedir la fundación de un Colegio en las afueras de Barcelona, que luego será Sarrià. Dos años más tarde fundó una obra de las FMA. En 1886, después de varias invitaciones, Don Bosco llegó a España, acogido por sus atenciones. Para comprar la casa faltaban 7.000 pesetas, que era la cantidad de dinero que había decidido mantener hasta la vejez, pero ella decidió ofrecer al proyecto manifestando: “Dios me pide que yo sea muy pobre: y lo seré”.
El Viernes Santo de 1891 contrajo una neumonía que en el lapso de una semana la llevó a la muerte. Los restos mortales yacen en el santuario de María Auxiliadora de Sarria. Fue declarada Venerable el 9 de junio de 1983.