“Ya no salimos a la calle por la noche en busca de chicos, es demasiado arriesgado”, expresó el P. Angelo Regazzo, un misionero salesiano de más de 75 años, que lleva más de 30 años destinado en Etiopía y trabajando de manera muy activa en medio de los chicos. El pasado lunes 16 de marzo, realizó varios viajes en autobús para juntar a los chicos como fuera posible y ayudarlos en estos momentos de emergencia. “Don Bosco habría hecho lo mismo”, dijo el misionero.
Durante este período de cuarentena, se organizan con los muchachos de la Casa Don Bosco trabajos manuales, clases especiales, torneos deportivos, música, películas educativas... Y los suministros no son un problema. “Tenemos suficiente comida, agua, petróleo como para hacer funcionar los generadores, las bombas de agua y los refrigeradores durante varios meses. Tenemos mucho jabón para lavarnos, alcohol para desinfectar, paracetamol y medicamentos de primeros auxilios... Nadie sale de la valla y los pocos que entran, como los guardias, los cocineros y los asistentes sociales, tienen que lavarse las manos con jabón en la entrada y limpiarse los zapatos”, continúa el salesiano.
Los Salesianos celebran la misa diaria y encuentran en las prácticas de Misericordia su fuerza en una situación de emergencia como esta. “Invitamos a los chicos, casi todos musulmanes y ortodoxos, a rezar según sus creencias religiosas. Y los instamos a ser alegres y a creer en la vida. Estamos convencidos de que todo irá bien”, añade el P. Regazzo.
La preocupación de los Salesianos es por los de fuera. “Mirando fuera de la valla, desafortunadamente no se nota ningún cambio en el comportamiento de la gente. Miles y miles de personas van y vienen. Restaurantes y tiendas abiertas, bancos y supermercados abarrotados, tráfico muy pesado... La actitud general de la gente parece estar orientada a los negocios, como siempre. No sé por cuánto tiempo, porque el número de personas infectadas crece día a día”.
El P. Regazzo concluye expresando sus condolencias a los que han perdido a sus seres queridos por el coronavirus. “Les deseo a todos que vuelvan pronto a la normalidad y disfruten del mar y las montañas. Por ahora tenemos la oportunidad de disfrutar del hogar y rezar juntos”.