“Nacimos en Turín para ayudar a los niños más pobres, seguimos haciéndolo en todo el mundo. Esta es y debe seguir siendo nuestra cédula de identidad. Ya sea para quienes sufren la mayor pobreza económica, ya sea para quienes viven sin familia o con situaciones llenas de dolor, o incluso de aquellos que se encuentran sin una razón para vivir. Ciertamente hay tantas pobrezas. Querer llegar a ellas es un acto de voluntad y convicción que proviene de la fe. Este es nuestro caso. Ciertamente en la sociedad hay muchas personas, familias y grupos que son muy sensibles a esta realidad. Junto a ellos recorremos el mismo camino”, explica el padre Fernández Artime.
“Al lado de muchos que se asoman a la vida y a quienes ofrecemos cultura, formación profesional, valores humanos, en nuestras escuelas y nuestros oratorios, lamentablemente todavía hay millones de muchachas y muchachos pobres, explotados y sin oportunidades para una vida digna, excluidos y marginados”, añade el padre Fernández Artime.
“Cuando sienten que alguien se interesa por ellos de forma gratuita, simplemente queriendo ayudarlos sin pedir nada en cambio - concluye - entonces sienten que su vida adquiere sentido; se dan cuenta que hay personas que son hermanos y amigos para ellos y a veces incluso padres -los padres que no tienen o extrañan- que los acompañan en el trayecto de la vida. Esta realidad, que va de la mano con el estilo educativo salesiano y la espiritualidad propia de nuestro carisma y de nuestro espíritu de familia, creo que asegura la relevancia del carisma de Don Bosco”.
Annachiara Valle
Fuente: Famiglia Cristiana