Mis perfiles en las redes sociales están todos repletos de mensajes de mis amigos, todos sobre la visita del Papa. No puedo dejar de compartirlos... Vivo hace diez años como católico en Japón y esta visita fue el evento más especial para la pequeña comunidad católica japonesa en todo este período... Como miembro de la Familia Salesiana en Japón, querría recorrer brevemente lo que me dejó su visita.
1) Misericordia
El Papa ha subrayado con frecuencia la importancia de estar cerca de las personas, especialmente de aquellas que se encuentran en posición de debilidad, siempre con la misericordia como línea guía para las propias acciones... Durante la misa en la Cúpula de Tokio, el Papa indicó claramente las razones de esta cercanía. "Así hizo Jesús: abrazó al leproso, al ciego, al paralítico, abrazó al fariseo y al pecador. Abrazó al ladrón en la cruz, y abrazó y perdonó incluso a aquellos que lo estaban crucificando". La fe no es aferrarse a las viejas tradiciones y formas, sino vivir como lo hizo Jesús.
2) Alegría
El Papa con sus 82 años debería estar cansado por el intenso programa, pero transcurrió sus jornadas en Japón siempre sonriendo, bendiciendo, bromeando... Así conquistó el corazón de muchas personas. ¿Cómo es posible que el Papa atraiga a tanta gente en todo el mundo? Para mi la palabra clave es "alegría".
Nuestro padre fundador, Don Bosco, era un santo de la alegría. Del mismo modo en esta ocasión he podido constatar, que el Papa es una persona llena de alegría (…)
3) Paz
El Papa visitó Nagasaki e Hiroshima y solicitó con vehemencia la abolición de las armas nucleares y un empeño incansable por la paz.
Cuando tenía 9 años Do Bosco tuvo un sueño que iluminó su vida: "No con los golpes, sino con la mansedumbre y con la caridad deberás ganarte a estos amigos". Así él no hacía presión a las personas a través del poder, pero las conquistaba con el amor, junto a la razón. Del mismo modo en Nagasaki el Papa recitó la oración de san Francisco de Asís, mientas que en Hiroshima, donde fue como peregrino de paz recordó: "La verdadera paz no es otra cosa que la paz desarmada".
Espero que las semillas que el Papa ha plantado en esta visita, crezcan y florezcan magníficamente entre los niños y jóvenes que un día guiarán nuestro futuro.