La basílica fue construida a principios de los años 70 para agradecer a Dios por los milagros que se produjeron, por intercesión de Santo Domingo, tanto en Lecce y Maglie, un pueblo cercano. En estos lugares, en 1950, dos madres de familia que arriesgaron la vida invocaron a Domenico Savio y por su intercesión obtuvieron la gracia de la curación. Fue gracias al reconocimiento canónico de estos dos milagros que la Iglesia aprobó formalmente la santidad de este joven.
En estos días ha habido muchas expresiones de afecto del pueblo de Lecce hacia Domingo Savio. El 6 de mayo se realizó la celebración Eucarística, presidida por el Inspector del Sur de Italia, P. Angelo Santorsola, quien recordó que Domingo Savio es modelo de vida realizada, y sigue siendo ejemplo y testigo que es posible una santidad creíble y actual.
La fiesta se expresó en manifestaciones como: la “Marcha” de Santo Domingo Savio, gracias a la cual la estatua del santo recorre algunas calles del barrio; la fiesta en la plaza, con la realización de un concierto; el compartir en la “Cena en Familia” que se ofrece a toda la Familia Salesiana local; la XXX Bicicletada por las calles de la ciudad de Lecce; y el evento “Savio's Got Talent”, que puso de relieve las innumerables habilidades de niños y jóvenes participantes.
Quizás la iniciativa más hermosa fue: “Santo Domingo Savio y el don de la vida”, que es una bellísima oración recitada conjuntamente con todas las madres que esperan a un hijo, y que unió en un hermanamiento espiritual la Basílica de Santo Domingo Savio de Lecce con la Basílica de María Auxiliadora de Turín-Valdocco.
El mayor milagro que Santo Domingo Savio sigue realizando en Lecce es que todavía hoy, gracias a él, muchos jóvenes pueden tener la oportunidad de conocer al Señor y expresar como él: 2¡Tengo una absoluta necesidad de ser santo!”
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