El proyecto de voluntariado misionero reunió, en esta edición, a 34 voluntarios. La finalidad ha sido el promover la salud y la solidaridad en los pueblos de Meruri (cultura Bororo) y Sangradouro (cultura Xavante). El proyecto es eminentemente independiente y financiado por los propios estudiantes, quienes realizan actividades para esta actividad.
Acompañados por la Dra. Marcella Rolim, exalumna salesiana, los futuros médicos crearon una clínica ambulatoria en las aldeas con la finalidad de ayudar a la población y hablar sobre la salud general y la higiene personal. Aproximadamente 7.000 medicamentos y 600 kits de higiene fueron entregados por los voluntarios en las dos aldeas. Las mujeres embarazadas y los niños recibieron vitaminas y los médicos examinaron a las personas que tenían problemas.
“Hicimos visitas domiciliarias en las que tomamos la historia clínica y el examen físico. Hemos indagado, comprobamos la presión y vimos la glucosa de la sangre de los diabéticos y de aquellos con síntomas de diabetes. Dimos algunas indicaciones sobre enfermedades como la hipertensión y la diabetes, la depresión y el alcoholismo”, dijo la académica Cindy Buchmann, que coordina el proyecto con sus colegas.
Esta es la primera vez que la Dra. Marcella participa en el proyecto como médico capacitado. Ya había hecho la expedición misionera en 2014, como estudiante de medicina de cuarto año. “Conocí el proyecto gracias a los amigos de la universidad y me enamoré. Cuando llegué al pueblo, tuve una sorpresa más: ¡ser recibido por la Misión Salesiana! Una feliz coincidencia, ya que estudié toda mi vida en un colegio salesiano y me alegró poder devolver todas las enseñanzas y valores que me ayudaron en mi formación y llegar a donde estoy hoy”, comentó.
Según la estudiante Daniela Saad, los académicos salen con la misión de transmitir conocimientos a los pueblos indígenas, pero son ellos, los que se llevan a casa lecciones de vida. “El Proyecto Académico de Asistencia a los Pueblos Indígenas nos da diez días para ayudar a los pueblos indígenas de Mato Grosso, pero la verdad es aprendemos a valorar más nuestras vidas. Qué lección de vida, gratitud y emoción”, describió.