Estas consideraciones fueron presentadas el día de ayer 4 de febrero, en una conferencia de prensa en Caracas, durante la cual estuvieron: Mons. José Trinidad Fernández, obispo auxiliar de Caracas, Secretario General de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), el P. Francisco Méndez, Inspector Salesiano de Venezuela, Presidente de la Conferencia de Religiosos (CONVER); y la Dra. María Elena Febres-Cordero Briceño, Presidente del Consejo Nacional de Laicos de Venezuela (CNL).
El comunicado afirma que “El pueblo Venezolano ha despertado, está en la calle porque anhela un cambio en el rumbo político y democrático del país”.
Tras enumerar las dificultades de la vida civil, el documento recuerda la búsqueda de un cambio político a través de un proceso de transición pacífica y transparente, que lleve a elecciones libres y legítimas para retomar el rumbo democrático y lograr la recuperación del Estado de Derecho, la reconstrucción del tejido social, la producción económica, la moral en el país y el reencuentro de todos los venezolanos”. El camino de transición, se explica, sin embargo, debe llevarse a cabo “de manera pacífica y a través de los instrumentos presentes en la Constitución, para evitar un mayor sufrimiento y dolor a la población”.
La nota define entonces como “inaceptable la creciente represión" y, con especial fuerza, pide la liberación de los menores que fueron detenidos y expresa su gratitud “a los activistas que defienden y promueven los Derechos Humanos en momentos de crisis y tensión en el país, por el servicio que desempeñan a pesar de los riesgos, y les animamos para que continúen atendiendo a las víctimas que sufren injusticias. Pedimos el respeto y la seguridad personal y jurídica para quienes ejercen este digno servicio en Venezuela”.
El documento también recuerda que “la Iglesia Católica comprometida desde hace muchos años en acompañar y auxiliar a la población más afectada, actuando de acuerdo a los principios de independencia, imparcialidad y humanidad, solicita sean concedidos los permisos necesarios para disponer de la ayuda humanitaria como un medio para mitigar el impacto de la crisis sobre la gente más vulnerable”.
Finalmente, la Iglesia venezolana exhorta “desde nuestra misión de creyentes, queremos incentivar la oración y una espiritualidad encarnada en las realidades que sufre el pueblo” en particular a través de la Eucaristía. En este sentido, les invitamos a asistir a la Misa del domingo 10 de febrero y a orar por la paz, la reconciliación y la libertad.