En sus saludos a los peregrinos de lengua italiana, el Santo Padre mencionó de manera simple, y sin mayores preámbulos: “mañana celebraremos la memoria de San Juan Bosco, padre y maestro de los jóvenes – y añadió – Buen sacerdote este”. Afirmó que “Don Bosco supo hacer sentir el abrazo de Dios a todos los jóvenes que encontró, ofreciendo a ellos una esperanza, una casa, un futuro”.
Ha expresado, por otro lado, su anhelo de que el testimonio de San Juan Bosco “nos ayude a todos a considerar lo importante que es educar a las nuevas generaciones en los valores humanos y espirituales auténticos”. El Papa ha dirigido este pensamiento a los jóvenes, ancianos, enfermos y recién casados.
No es para menos que el Santo Padre defina a Don Bosco: “bravo prete questo”. La traducción del italiano puede llevar a muchos significados, pero un significado es el más profundo y el que se adapta a Don Bosco y a sus tiempos: “Este cura, era un buen sacerdote”. En efecto, recordado la historia de Don Bosco, vuelve a la memoria el encuentro del pequeño Juan Bosco con Don Calosso, en Chieri. – Hijo mío ¿de dónde vienes?... ¿Por qué razón aspiras a ser sacerdote? – la constudente respuesta fue el proyecto de vida de este santo y “bravo prete” – “Para acercarme, charlar e instruir en la religión a tantos compañeros míos, que no son malos, pero llegan a ser tales, porque nadie se ocupa de ellos”.
El Santo Padre conoce a Don Bosco. Más aún, conoció a Juanito Bosco por los salesianos, por ello pudo manifestar en momento de su historia que los salesianos lo formaron “en la belleza, el trabajo y en el estar muy alegre, y ese es su carisma” y señaló que lo han “ayudado a ir adelante en la alegría y en la oración”.
Hoy celebramos al “bravo prete questo”, regalo de Dios para la Iglesia y para la humanidad, para los creyentes o no creyentes. Un Don Bosco que después de dos siglos, sigue tan vigente y tan actual, y al servicio de los jóvenes.