El “Desayunador Padre Chava” es un comedor social con el que se llega a los migrantes, a los refugiados, a los desplazados, a los habitantes sin hogar y de la calle - en una palabra: es un comedor para el “otro”. Es un centro dirigido por los salesianos.
¡Más de 900 personas sin hogar reciben desayuno todos los días! ¡La eficiencia con la que se sirven los alimentos es comparable a la de las grandes empresas! El aspecto más impresionante de este apostolado es la forma digna de tratar a todos los que llegan.
En el “Desayunador” se puede observar un desprendimiento y un cuidado amoroso derivado de la creencia de que nadie debe ser tratado como si fuera "un extraño". El centro ofrece un lugar para refrescarse, obtener comida, ropa, medicinas, corte de cabello e incluso consejos y talleres para aprender.
El centro nació de la idea del P. Salvador Romo Gutiérrez, el “Padre Chava”, como se le llamaba. Dio inicio a esta grandiosa iniciativa el año 1999, movido por la situación de ver a miles de personas que llegaban a la frontera de México, con la esperanza de entrar a los Estados Unidos en busca de un futuro mejor. Las fronteras se convertían en un obstáculo insalvable para ellos, pero ya no desean regresar a sus hogares ni a sus países, por ello hacía de la calle un hogar. El P. Don Chava comenzó a preocuparse de ellos, dándoles un apoyo a través del “Desayunador”. Murió el año 2002, pero su obra continúa y desde el cielo puede estar orgulloso de su legado en favor de los pobres.
Pasar dos meses en este lugar fue una experiencia maravillosa. Lo que más me ha impactado es la forma en que la comunidad encuentra tiempo para reunirse alrededor del Señor todos los días, a pesar de las muchas actividades en favor de los pobres y de los refugiados. Los voluntarios comparten la vida salesiana. La alegría, la risa y los chistes en la mesa son parte de una familia, de una comunidad de creyentes.
Las palabras del salmista “Mirad cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos habiten juntos en armonía” (Sal 133: 1) se hacen vida todos los días y de muchas maneras. Efectivamente es un espléndido ejemplo del verdadero espíritu salesiano, que involucra a Salesianos y voluntarios.
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