Están los que cantan himnos y los que rezan el Rosario. Otros se arrodillan y lloran en oración en las nuevas capillas que se ha creado debajo de los árboles, ya que el espacio es pequeño. Los bancos son tablas de madera o troncos. “Rezamos todos los días porque queremos que Dios nos escuche y nos perdone”, expresa un refugiado sudanés que hace catequistas en una de las cinco capillas abiertas por los salesianos en Palabek. “El sufrimiento por el que estamos pasando terminará un día, porque Dios actuará", explica otro refugiado.
Cerca de 34,000 refugiados sud-sudaneses viven en Palabek. El trabajo pastoral salesiano en las cinco capillas trae esperanza y hace que los refugiados estén más unidos, incluidos aquellos que sufren por las víctimas en sus propias familias debido a los enfrentamientos. Las capillas están dedicadas a Don Bosco, María Auxiliadora, la Santa Cruz, San Daniele Comboni y Santa Madre Teresa. En estas capillas se realizan las celebraciones litúrgicas, pero también son lugares de encuentro y de vida social, especialmente por parte de las mujeres y de los niños.
“Habíamos perdido la esperanza en Sur Sudán, pero la Iglesia lo está devolviendo”, expresa una madre de tres niños que llegó al campamento en abril, después de que su esposo muriera en los enfrentamientos. “Tuve pesadillas y veía a las personas que fueron asesinadas. La Iglesia me está ayudando a superar esta situación por medio del Santo Rosario y todos mis problemas desaparecen”.
Los Salesianos se han comprometido a ayudar a los refugiados a través de actividades de reconciliación, enseñándoles técnicas agrícolas y sobre todo ofreciendo caminos espirituales para mejorar sus vidas. “Trabajamos para dar inspiración y esperanza a las personas que viven en este lugar”, manifestó el misionero salesiano nombrado capellán en el campo. Y también ayudamos a los jóvenes pobres y sus familias a través de la educación”.
Fuente: National Catholic Reporter