La pregunta se la han hecho los 38 expertos en la conferencia internacional “La percepción de Don Bosco más allá de la obra salesiana de 1879-1965” (Turín, del 28 de octubre al 1 de noviembre del 2015) promovida por los historiadores salesianos (ACSSA), en la Clausura del Bicentenario.
La respuesta interpretativa es compleja, ya que cada época lee los hechos de la historia según su propio punto de vista, respondiendo a sus preguntas. Y así fue para Don Bosco, que fue interpretado de acuerdo con las situaciones de los distintos países.
Por ejemplo, sobre el tema de la “problemática social” que preocupaba a Europa del Mundo Católico a comienzos del siglo, Don Bosco fue visto como el pionero de la acción social cristiana. En la India, la teología popular "secular" de Don Bosco fue recibida en algunos ambientes educativos como en las tribus del Nordeste, y también en el Sur. La católica Filipinas le ha dedicado escuelas, clubes, clínicas. La Tailandia budista extendió su método educativo en algunas escuelas.
En la Francia secular, donde estaba de acuerdo con las leyes hostiles a la Iglesia y las congregaciones religiosas, Don Bosco fue celebrado y admirado por el sentimiento popular, que lo reconoció como un nuevo San Vicente de Paul, un nuevo San Francisco de Sales, un nuevo Santo Cura de Ars.
En Brasil, cuando discutíamos dónde colocar la capital federal, teniendo diferentes puntos de vista del ámbito político, se tuvo la mejor idea de colocarlo en la zona del Brasil “soñado” 70 años antes por Don Bosco. Los Salesianos en Eslovenia se esforzaron mucho para que quede claro que el trabajo del amadísimo Don Bosco no era principalmente de rehabilitación, sino de prevención.
La imagen de Don Bosco hasta mediados del siglo pasado ha estado un poco recibido en el imaginario popular. Resultó un santo querido y simpático. Su imagen apareció muy cerca de las personas, las familias, las comunidades locales y ha entrado en la geografía cultural, religiosa, social, educativa, misionero de la primera mitad del siglo XX. Se modificó luego, la imagen de este santo en la historiografía de los siguientes años y décadas, permaneciendo siempre como un educador con un rostro humano, afable, un santo italiano, pero significativo a nivel internacional.
