Los periódicos hablan de “catástrofe”, pues miles de personas en Sierra Leona que perdieron sus hogares a raíz de una avalancha de tierra que mató al menos a 400 personas necesitan comida, abrigo y atención médica con urgencia, mientras se intenta prevenir brotes de enfermedades graves como cólera y tifus.
El P. Crisafulli escribió que “hay un promedio 500 muertos, entre ellos muchísimos niños y niñas, más de 600 desaparecidos y entre 3000 y 5000 personas desplazadas y sin hogar”.
“Hemos comenzado a recibir sobrevivientes: 46 niños y niñas, algunos de ellos heridos durante las avalanchas y inundaciones, algunos han perdido madre y padre o a uno de ellos. También recibimos a mujeres y adolescente, que son las más vulnerables. A uno de los niños - debido a las heridas – le han tenido que amputar un pie. Esperamos recibir entre hoy y mañana 146 niños y niñas y 81 madres, varias de ellas con sus bebes. El Gobierno nos pide que tengamos a los desplazados por dos meses hasta que encuentren una solución permanente a la falta de vivienda. Han perdido prácticamente todo. El lodo, las avalanchas y las inundaciones fueron durante la noche y la madrugada cuando la gente dormía”.
“Mucha gente se pregunta y pregunta a Dios – continúa P. Crisafulli – ¿Por qué otra vez Sierra Leona? ¿Por qué tanto sufrimiento y tanta muerte de gente inocente?: guerra civil, epidemia de Ébola, incendios, inundaciones, deslizamientos de tierra…”
“El problema de la gente – sigue escribiendo el salesiano es que - nadie se pregunta ¿dónde está Dios? Porque saben que Dios está en medio de su gente, sufriendo en cada niño huérfano, en cada persona que ha perdido a sus seres queridos, en cada familia que se ha quedado sin hogar”.
“Me siguen impresionando la capacidad de sufrimiento y de solidaridad de la gente. He visto a la gente excavar con sus propias manos para rescatar a las víctimas, o recuperar el cadáveres de algún ser querido”.
No falta la fe ni la esperanza, ni la confianza en Dios. Las palabras de Jesús: “Te lo ordeno, levántate y anda” siguen resonando en el corazón de cada sierra leones. No queda otra: hay que ponerse de pie y seguir andando, “rezando –como si todo dependiera de Dios y trabajando, como si todo dependiera de nosotros” (San Agustín)
Fotografia fuente: froji.mx