De Eslovaquia algunos jóvenes van a Ucrania, Azerbaiyán, Siberia; de la Rep. Checa a Bulgaria; de Eslovenia a Angola; de Malta e de Austria a la India; de Italia a Egipto, da España al Marruecos, de los Estados Unidos a México. Pero sobre todo, es dentro de los propios países donde se llevan a cabo las actividades más variadas, como oratorios de verano: En Italia florecen los “estate ragazzi”, en Austria los campos “Cagliero”, en Brasil “Boscolandia”.
Otras actividades son más misioneras, como las “semanas misioneras” o los GAM (Grupos de Animación Misionera) en San Paulo; JMS (Juventud Misionera Salesiana) en Uruguay; los GRUMI (Grupos Misioneros) en Colombia; En la RD del Congo están activos los “Grupos Misioneros” que en vacaciones van a las zonas rurales; en Angola más de cien universitarios van a “hacer misiones” a la zonas olvidadas del país. Y así podemos recorrer toda la Congregación: India; Vietnam, Ghana, Madagascar, Austria, Argentina, Ecuador, México, Venezuela… todos con experiencia semejantes.
¿Y qué es lo que hacen? Según los diversos contextos y los tipos de actividades. Hay actividades típicas de oratorios diarios, el refuerzo escolar, actividades culturales formativas para jóvenes: grupos bíblicos, formación a los derechos humanos, educación sanitaria, educación afectivo-sexual, animación pastoral de grupos; laboratorios artesanales, teatro, danza, música, campeonatos deportivos. Se realizan visitas a las familias, donde se reza en común, se lee un texto bíblico y se bendice la casa.
El bien que se hace en estas misiones es grande, pero más grande aún es el que se realiza en los corazones de los jóvenes misioneros, provocando una explosión de felicidad que influirá positivamente en su proyecto de vida. Una vez, de vuelta de una de estas misiones con 30 universitarios angolanos, en un lugar verdaderamente difícil: mosquitos, calor, dormir en el suelo, falta de servicios higiénicos, malaria, mucha pobreza, una de las muchachas misioneras, de familia acomodada, cuando volvió a casa me envía un SMS: “Muchas gracias, padre, por haberme hecho conocer donde está la verdadera felicidad”.
!Qué en vacaciones tengáis una feliz misión¡