Mateo tiene una discapacidad que le obliga a permanecer en una silla de ruedas, una enfermedad genética que afecta especialmente a su autonomía motora. La Fundación Teletón ha estudiado este caso, pero su enfermedad por ahora no tiene cura. Por ello este niño depende en todo y para todo, de los demás.
En el corazón de Mateo existe un deseo de ayudar a los demás, por lo que siempre va a San Gregorio: sirve al altar durante la misa de las religiosas de clausura, ora e invita a todos a rezar por él, y luego busca a sus amigos extranjeros: 60 niños necesitados, huyendo de la pobreza y de la guerra, de países como Guinea, Senegal, Gambia, Mali, y alguno de Bangladesh ... Después de algunos meses estos muchachos no hablan muy bien el italiano, pero con Mateo, que también tiene sus dificultades con el idioma, hay una comprensión inmediata hecha de miradas, abrazos y de beneficios mutuos.
"Mateo es un regalo, trae esperanza y amor a todos los niños y a nosotros los sacerdotes”, expresó el P. Cristian Scuderi, de la comunidad salesiana.
Mateo está acompañado por su madre y con el apoyo de muchos amigos y conocidos que ahora viven en la comunidad, visita a los niños inmigrantes; con un espíritu de hermandad y de apoyo y al mismo tiempo él mismo recibe ayuda y atención. Es sorprendente cómo estos muchachos lo ayudan de inmediato en sus necesidades, saben tomar la silla de ruedas para mantenerlo, porque solo no puede.
De ambos lados, de Mateo y de los otros muchachos, por diferentes razones, hay sufrimiento, pero el sufrimiento se convierte en una oportunidad para hacer el bien y amar de manera recíproca.
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