En la misión Salesiana en Lokhikul trabaja el P. Pablo Kociolek, misionero polaco que llegó a Bangladés en el año 2010 como uno de los primeros salesianos. Su misión es proclamar el Evangelio a las tribus de Garo, Uraon, Shantal y Pahan.
Los bangladesís celebran la Navidad sin luces titilantes, sin el árbol navideño, sin compras ni regalos. En lugar de platos tradicionales navideños, en la mesa se encuentra el arroz en un recipiente que parece un tazón y todos comen de ella con las manos.
Bangladés es un país musulmán, los cristianos son una parte pequeña de la sociedad. En últimos años la situación política ha sido muy difícil y muy tensa. A veces, por motivos de seguridad, los salesianos tenían que celebrar la Eucaristía de la Nochebuena más temprano que de costumbre. Además, muchos cristianos no tienen el día de vacaciones para celebrar la Navidad.
En Bangladés no hay costumbre de adornar el árbol navideño, pero los misioneros cuidan el clima navideño y las preparaciones para esperar el nacimiento de Jesús, y organizan encuentros navideños, regalan comida a las familias pobres y de esta manera se crea un espíritu de Navidad.
Xaver Ekka, un católico que pertenece a la tribu de Oraun nos cuenta: “Construimos un pesebre en un lugar central del pueblo. Ponemos al Niño Jesús y el 25 de diciembre nos reunimos al lado del templo y juntos nos alegramos por la fiesta. Los musulmanes e hindús vienen para ver nuestros bailes. Por la tarde nos encontramos de nuevo, esta vez alrededor del pesebre. Cantamos juntos, bailamos, comemos un pastel de arroz llamado “pitha”, preparado por la Navidad, y tomamos un té. Por la noche todos regresamos a nuestras casas”.