Según un reciente informe del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) las personas que huyen de la guerra, persecución o violencia en el mundo hasta 2015 eran 65,3 millones, casi la mitad de ellos, menores: niños y jóvenes en situación de indefensión y necesidad.
En todo el mundo son muchas las Obras Salesianas activas en el campo de los menores migrantes y refugiados: en Estambul, Turquía, los Salesianos acogen desde hace 20 años más de 1000 niños y jóvenes que han huido de las guerras de Irak y Siria; en Líbano los Salesianos los acogen en el Oratorio de EL Houssoun; en Kenia lo hacen en el macro-campo de refugiados de Kakuma; en Alemania acompañan a alrededor de 500 refugios, la mayor parte de los cuales en Múnich y Nürenberg; jóvenes migrantes son ayudados en Tijuana, en México, en la frontera con las Estados Unidos; y en Italia, España, Austria, Portugal, Malta… y tantos otros países, donde las comunidades acogen desde familias hasta decenas de refugiados, proporcionando también su inserción socio-laboral.
Para asegurar que a cada menor migrante o refugiado se le garantiza la mejor tutela posible, con motivo de la Jornada Internacional de los Derechos de los Migrantes, Don Bosco Internacional, organismo que representa a los Salesianos en las Instituciones europeas, ha publicado algunas líneas guía para el trabajo salesiano con MENAs, que requieren:
• un apoyo adecuado del MENA a partir de su tratamiento como individuo, desde el primer contacto hasta más allá de los 18 años;
• el compromiso de cooperación con otros instituciones cualificadas;
• la educación integral;
• la promoción de la dignidad humana del MENA;
• la integración específica a través de estructuras adecuadas para evitar la constitución de “guetos”;
• el apoyo en el aprendizaje del idioma;
• itinerarios de formación permanente para aquellos implicados pedagógicamente con los Salesianos.
Para la Familia Salesiana no cuentan el género, el credo, la educación, el origen, el pasaporte… Cualquier chico o chica es sujeto activo de sus propios derechos, protagonista de su propia historia y está en el centro de todo el proceso educativo. No es considerado sólo como un/a destinatario/a de servicios, sino una persona con ideas propias, que debe ser escuchada y respetada. “Me basta que seáis jóvenes para amaros”, decía Don Bosco.
La declaración completa está disponible en la página web de Don Bosco International.