¡Hola, Elísio! Preséntate...
Soy Elísio, de la Visitaduría “San Calixto Caravario” de Timor Este (TLS). Nací en Baguia, Timor Este, el 17 de agosto de 1997. En mi familia somos seis hijos: tengo dos hermanas y tres hermanos, y yo soy el cuarto. Estoy muy agradecido a Dios por haberme bendecido con padres temerosos de Dios. Cuando tenía dos años fui adoptado por mis tíos, siendo su único hijo. Fui tocado por la fe a través del testimonio de vida. Cuando estudiaba en el liceo salesiano, me sentí atraído por el estilo de vida de los salesianos. Por eso, decidí entrar en la Congregación Salesiana. Este año es mi último año de tirocinio.
¿Qué te inspiró a elegir ser misionero?
Durante mi formación, desde el aspirantado hasta el posnoviciado, tuve una gran oportunidad porque viví con los misioneros en mi país. Sus vidas fueron una gran inspiración, especialmente por cualidades como la humildad, el trabajo arduo y la generosidad al ayudar a los demás. Ser misionero es una vocación, pero Dios utiliza a personas comunes para cumplir su voluntad. La vida de testimonio de los misioneros en mi país me inspiró a ser misionero desde el noviciado. En el posnoviciado hablé con mi director y comencé a unirme al grupo Cagliero 11 para participar regularmente en la formación misionera.
¿Estás contento con el lugar al que vas? ¿Tienes miedos o preocupaciones sobre el nuevo lugar, la cultura y la gente?
Durante el tirocinio seguí discerniendo sobre mi vocación misionera y, con el permiso de mi DIAM, el Delegado Inspectorial para la Animación Misionera, escribí mi carta de candidatura al Rector Mayor. Finalmente, decidieron enviarme a Rumania, un país del este de Europa, que pertenece a la Inspectoría salesiana del noreste de Italia (INE). Este país tiene su diversidad cultural y sus limitaciones, pero estoy feliz de formar parte de su gente.
¿Cómo reaccionaron los miembros de tu familia, amigos y hermanos cuando les hablaste de tu vocación misionera?
Mi familia, especialmente mi padre, no está de acuerdo con mi decisión, pero siempre le he dicho que “esto es lo que Dios me llama a hacer”. Rezo cada día por él, para que Dios abra su corazón y acepte y comprenda lo que he decidido.
¿Cuáles son tus planes y sueños para tu vida misionera?
Espero poder llevar en mi vida y en mi tierra de misión las virtudes de los misioneros que me han inspirado, especialmente para difundir los valores del Evangelio.
¿Tienes en mente algún modelo de gran misionero cuyo estilo de vida quieras seguir?
Todos los misioneros de mi país son únicos y sus vidas son inspiradoras; por eso quiero seguir sus virtudes, como la humildad, el trabajo arduo y la generosidad al ayudar a los demás en mi tierra de misión.
¿Cuál es tu mensaje para los jóvenes sobre la elección y la vocación misionera?
Para aquellos que quieran ser misioneros, especialmente mis hermanos de mi Visitaduría de origen: ¡no tengan miedo de decir “sí” a la llamada de Dios a ser misioneros! Recuerden que “cuando damos más, recibimos más”.