Al ser interrogado sobre el sínodo alemán, con su propia agenda, respecto al actual sínodo vaticano, que ha involucrado indirectamente a millones de católicos, el Cardenal respondió: “Aunque no conozco todos los detalles del camino sinodal alemán, creo que han interactuado necesariamente también con el Papa y con toda la Iglesia universal y esto ha bloqueado ciertos caminos y vías que estaban iniciando”.
Esto significa que “la sinodalidad implica la escucha recíproca, porque nadie puede hacer el camino solo, y esto vale no solo para el individuo, sino también para las Iglesias particulares”.
Añadió que los sínodos “se vuelven válidos cuando la autoridad los reconoce” y ejemplificó indicando que “el Concilio Vaticano II y los concilios ecuménicos son válidos cuando el Papa los proclama”.
Y aunque estas diferentes velocidades causarán – prosiguió el Cardenal salesiano – sufrimientos y momentos de oscuridad y dificultad, “es mejor que estos problemas surjan porque existen, de modo de poder enfrentarlos y no esconderlos debajo de la alfombra”.
Posteriormente, el Cardenal de Rabat consideró que el actual Sínodo “es muy enriquecedor porque reúne a personas de diferentes continentes, reúne a clérigos y laicos, hombres y mujeres, y toda esta diversidad nos enriquece, aunque signifique pulirnos mutuamente”.
Recordó que el Santo Padre indica a la Iglesia como muy eurocéntrica, occidentalizada, y “lo he sentido cuando conocí América Latina y, en parte, África. Por esto, ha considerado que ‘la Iglesia saldrá de este proceso más católica en el mejor sentido del término, más universal’”.
Contó entonces de un obispo africano, cuya diócesis es “fértil en vocaciones, con seminarios llenos y multitudes de bautizados, etc.”, que “reprendía a un obispo europeo porque venía a darles lecciones, cuando el europeo vende las iglesias vacías y todo lo demás...”.
Por esto concluyó que “nosotros europeos tal vez debamos aprender a ser humildes... y no solo dar lecciones, sino que también los africanos deberán aprender a ser humildes y a no creerse superiores. Porque el éxito no está en las cantidades o en los números que luego son temporales”.
En otras palabras, “ayudarnos mutuamente a vivir auténticamente el Evangelio” en un “proceso de fricción” que “hace mucho bien, porque, si no, cada uno hace el camino por su cuenta y cuando abrimos los ojos, descubrimos que somos diferentes Iglesias y que estamos lejos unos de otros. Esto nos obliga a interactuar, a escucharnos, a descubrir cosas, a sorprendernos y a enriquecernos mutuamente”.
Por esto, consideró que “aprender la sinodalidad no es una cosa sencilla, tendremos que atravesar muchos contratiempos, y muchos momentos en los que tendremos que pedirnos disculpas mutuamente”.
Y concluyó: “Lo he dicho antes, habrá un ir y venir, y será esto lo que ayudará a todos nosotros a ser un poco más humildes y a dejarnos iluminar por el Espíritu Santo”.
Hernán Sergio Mora
Fuente: Exaudi