RMG – Entrevista con Francisco Lezama, inspector de Uruguay

(ANS – Roma) – El P. Francisco Lezama nació en la ciudad de Montevideo el 11 de septiembre de 1979. Conoció a los salesianos en la obra salesiana de Las Piedras, donde participó de los grupos juveniles y de las actividades parroquiales.

Sus padres Luis Carlos Lezama y Graciela Pérez viven actualmente en la ciudad de Las Piedras.

Realizó toda su formación inicial en la ciudad de Montevideo. Hizo la Profesión Perpetua el 31 de enero de 2006 en Montevideo. Fue ordenado sacerdote el 11 de octubre de 2008 en Las Piedras (Uruguay). Sus primeros años de sacerdote los vivió en presencia salesiana del Colegio Juan XXIII en la ciudad de Montevideo. Del 2012 al 2015 estudió Sagrada Escritura en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma.

Entre los años 2018-2020 fue director y párroco del Colegio Pio IX de Villa Colón, miembro del equipo de Formación y encargado de la Pastoral Vocacional. En el año 2021 asume el servicio de Vicario Inspectorial y delegado inspectorial para la Pastoral Juvenil hasta el mes de octubre de 2022 en que es designado ecónomo inspectorial.

El P. Lezama sucede al P. Alfonso Bauer como Inspector de URU, que terminó su mandato de seis años en enero de 2024.

¿Puedes hacernos una autopresentación?
Soy Francisco Lezama, salesiano sacerdote, tengo 44 años… Me apasiona la educación de los jóvenes, entre ellos me siento a gusto. Vengo de una familia que me ha enseñado el valor de la justicia y de la preocupación por los demás. La vida me ha regalado amigos y amigas con quienes compartir lo que soy y me ayudan todo el tiempo a crecer. Sueño con un mundo en el que todos y todas tenemos un lugar, y trabajo en la medida de mis posibilidades para hacerlo realidad.

¿Cuál es la historia de tu vocación?
Desde chico me sentí llamado a poner mi vida al servicio. Busqué por muchos lados: me acerqué a la militancia política y social, pensé en dedicarme profesionalmente a la educación como docente… Siendo adolescente me acerqué a la parroquia por mi deseo de ayudar a los demás. Allí, participando del oratorio, descubrí que ese era el ambiente en el que podía ser yo mismo, en el que desplegaba lo más profundo… y en ese contexto un salesiano me propuso discernir la vocación consagrada. Nunca lo había considerado conscientemente, pero en el momento sentí una luz en el corazón que me decía que era por allí.

Desde entonces, en la vocación salesiana, he ido desarrollando mi vida, y también con las espinas en medio de las rosas, he ido descubriendo que los llamados del Jesús han ido marcando mi camino: mi profesión como religioso, mis estudios universitarios en educación, mi ordenación sacerdotal, mi especialización en Sagrada Escritura, y sobre todo cada misión, cada joven con quien Dios me ha regalado encontrarme, me permiten seguir agradeciendo y desplegando mi vocación.

¿Por qué salesiano?
Me apasiona la educación, me siento llamado a realizarme vocacionalmente allí, y además creo que es un instrumento para cambiar el mundo, para cambiar vidas. He descubierto, además, que como salesiano puedo entregar toda mi vida, “hasta el último aliento”, y eso me hace muy feliz.

¿Cómo reaccionó tu familia?
Siempre me han acompañado, al igual que a mis hermanos, para que cada uno encuentre su camino para ser feliz. En la familia de mi padre tengo un tío y una tía que han sido también llamados a la vida consagrada, pero sobre todo tengo en mi familia muchos ejemplos de amor fiel y generoso, empezando por mis padres, y últimamente lo veo en el amor de mi hermana y mi cuñado por sus hijos, que me han regalado a mí la vocación de tío, y me ayudan a descubrir nuevas facetas del mismo amor, que viene de Dios.

¿Quién te contó por primera vez la historia de Jesús?
Tengo recuerdo de mi abuela y mi padrino que me alentaron mucho a conocer a Jesús… luego en la catequesis de mi parroquia comencé a hacer el camino que me permitió crecer en su amistad… Finalmente con los salesianos descubrí ese Jesús cercano que se hace presente en lo cotidiano y me anima a crecer en su amistad.

Estudiaste Sagrada Escritura en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma. ¿Los jóvenes de hoy se interesan por la Biblia? ¿Cómo acercarlos?
He descubierto que los jóvenes están muy interesados en la Biblia. ¡Incluso en un centro de jóvenes universitarios de Montevideo un grupo me pidió clases de griego para poder profundizar en el texto! La realidad es que el texto bíblico nos muestra a la Palabra de Dios siempre en diálogo con las culturas, con los desafíos de cada tiempo, y los jóvenes son muy sensibles a esas realidades.

¿Cuáles han sido los mayores retos a los que te has enfrentado?
Sin dudas que las injusticias y las desigualdades que viven nuestras sociedades son desafíos muy grandes, porque para nosotros no son cifras o estadísticas, sino que tienen un nombre y un rostro, en los que se refleja el rostro sufriente de Cristo.

¿Cuáles han sido tus mayores satisfacciones?
Para mí es una alegría inmensa ver a Dios actuando: en el corazón de los jóvenes, en las comunidades que escuchan su voz, en las personas que apuestan por el amor aun en las dificultades.
Por otra parte, es una gran alegría compartir el carisma con los hermanos salesianos y con tantos laicos, que hacen posible hoy desarrollar la obra salesiana en Uruguay. Hemos dado pasos muy significativos de sinodalidad, de compartir la vida y la misión, en un estilo que nos enriquece y nos permite trabajar desde lo más profundo de nuestra identidad.

¿Cuáles son las obras más significativas en tu área?
Hay muchas obras que tienen gran significatividad en Uruguay. Algunas tienen alto impacto en la sociedad, como el Movimiento Tacurú, en la periferia de Montevideo, que es sin duda el proyecto social más relevante en toda la sociedad uruguaya. Hay otras obras con gran significatividad en su zona, como el Instituto Paiva, en el departamento de Durazno, que permite a adolescentes del medio rural acceder a la educación media (que no sería posible para ellos de otra manera) y abrirse a nuevos horizontes en su vida. O la Obra Don Bosco, en la ciudad de Salto, que además de diversos proyectos que acompañan desde el nacimiento hasta los 17 años, tiene un proyecto específico para adolescentes en conflicto con la ley, acompañándolos en diversos aspectos de su vida.

¿Tienes algún proyecto que te interese especialmente?
La última obra que comenzamos es una casa para niños que el Estado ha tomado bajo su tutela, debido a que sus derechos estaban siendo vulnerados, y nos los confía a nosotros, salesianos. Significativamente la hemos llamado “Casa Valdocco”, y allí los niños y niñas son acompañados al tiempo que se busca la manera de que vuelvan a incorporarse a alguna realidad familiar que les pueda impulsar en su desarrollo.

¿Qué lugar ocupa María Auxiliadora en tu vida?
En Uruguay tenemos muchas iglesias y obras dedicadas a María Auxiliadora. De hecho, es en nuestra inspectoría donde surgió la tradición de la conmemoración mensual, cada día 24. Pero hay dos lugares que me resultan significativos: uno es el Santuario Nacional, en Villa Colón, la casa madre de los salesianos en Uruguay, desde donde luego salieron misioneros hacia toda América. El otro lugar, al norte del país, es Corralito, en Salto. Allí la devoción a María Auxiliadora llegó antes que los salesianos, de la mano de exalumnos que propagaron su devoción. Creo que es un signo de la vitalidad de nuestra Familia, y también de cómo Ella se hace siempre presente, valiéndose de medios y los modos que siempre nos sorprenden y nos maravillan.

Fuente: Boletín Salesiano OnLine

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