Durante la Misa en la que los salesianos de las casas en Manaus lo recibieron, el Padre Maravilla alentó a sus hermanos "a vivir el espíritu misionero de Don Bosco, expresado en la pasión por la evangelización, en el corazón oratoriano, en la alegría de compartir a Jesucristo con aquellos que no lo conocen o que lo han conocido y lo han abandonado".
Refiriéndose al próximo 150° aniversario de la primera Expedición Misionera Salesiana en 2025, también destacó que "el desafío más grande para nuestra Congregación es repensar nuestras actividades misioneras hoy, a la luz de la eclesiología y la misionología actuales, y no simplemente repetir los paradigmas misioneros del pasado. Hoy, las misiones no son solo geográficas, sino sobre todo contextuales (...). Hoy, las misiones están donde hay necesidad de proclamar el Evangelio a quienes no conocen a Jesucristo. Urgente es un renovado paradigma misionero salesiano hoy".
No pudiendo llegar a la presencia misionera en Manicore, como estaba previsto en su programa, debido a la cancelación de vuelos, el Padre Maravilla aprovechó la oportunidad para visitar algunas comunidades religiosas y las obras salesianas en Manaus. Así pudo ver el trabajo inicial de organización de materiales en el Centro "Iauareté" de Documentación Etnográfica y Misionera (CEDEM), en la casa Inspectorial. "Son un verdadero patrimonio para la congregación", afirmó el Consejero General en referencia a los materiales allí conservados.
En el último día de su visita, el Inspector saliente, el Padre Jefferson Santos, y su sucesor designado, el Padre Philippe Bauzière, lo invitaron a hablar en la reunión del Consejo Inspectorial. Después de dialogar con todos ellos sobre cuestiones misioneras, les recordó que "los destinatarios más importantes de la animación misionera son los hermanos y cada comunidad salesiana, como núcleo animador de la Comunidad Educativo-Pastoral".
El Padre Maravilla también destacó que "cuando el espíritu misionero en la Inspectoría es débil, los hermanos pierden la alegría misionera, lo que lleva fácilmente a una 'psicología de la tumba' y a la acedia pastoral. Estas provocan una falta de esperanza y un pesimismo estéril. Cuando el espíritu misionero es débil, los hermanos se acomodan fácilmente en su zona de confort, les resulta difícil ir a donde el Superior los enviará, la audacia, el celo y la alegría de evangelizar se sofocan. Por lo tanto, – concluyó – la animación misionera debe saber mantener ardiente el corazón de cada salesiano. Es crucial dar el lugar adecuado a la figura y al papel del Delegado Inspectorial para la Animación Misionera (DIAM)".