Sigue el cardenal Grech: “No encontraréis en el texto una sistematización teórica de la sinodalidad, sino el fruto de una experiencia de Iglesia, de un camino en el que todos hemos aprendido más, por el hecho de caminar juntos y cuestionarnos sobre el sentido de esta experiencia. Puedo decir que el IL es un texto en el que no falta la voz de nadie: la del Pueblo Santo de Dios; la de los Pastores, que con su participación han asegurado el discernimiento eclesial; la del Papa, que siempre nos ha acompañado, apoyado, animado a seguir adelante. El IL es también una oportunidad para que todo el Pueblo de Dios continúe el camino iniciado, y una ocasión para implicar a quienes no se han implicado hasta ahora”.
Por su parte, el cardenal Jean-Claude Hollerich, S.I., arzobispo de Luxemburgo y relator general de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, recordó cómo el IL “no es un documento que, tras diversas enmiendas de los participantes en el Sínodo, deba desembocar en una versión definitiva que se votará al final del Sínodo. No es una respuesta provisional a todas las preguntas sobre la sinodalidad. Es más bien el resultado del proceso sinodal a todos los niveles, un resultado que lleva a muchas preguntas que podrían ser respondidas por los participantes en el Sínodo de los Obispos. La estructura del texto y la dinámica estructural de la asamblea sinodal están íntimamente relacionadas”.
p. Giacomo Costa, S.I., Consultor de la Secretaría General del Sínodo, se detuvo en la metodología de la Asamblea Sinodal, que es en sí misma fruto del proceso sinodal “De manera sorprendentemente clara [...] surgió el deseo de continuar utilizando para la escucha y el discernimiento en común el método de la conversación en el Espíritu, que ha marcado profundamente la fase consultiva del camino sinodal”. Para el Consultor de la Secretaría General del Sínodo, “la Asamblea sinodal está llamada a vivir un proceso espiritual de búsqueda de la voluntad de Dios y no el dinamismo de los órganos parlamentarios, en los que la confrontación termina con una votación que divide a mayoría y minoría”.
Por ello, los trabajos de la Asamblea se estructurarán en cinco segmentos, siguiendo la dinámica del IL. Finalmente, el P. Costa recordó cómo el último segmento de los trabajos se dedicará a recoger los frutos y formularlos en un texto que los haga comunicables. “Esto no es una conclusión. Entre las dos sesiones, seguiremos caminando juntos en las Iglesias y entre las Iglesias, para releer esta experiencia del Pueblo de Dios y promover la necesaria profundización [...] El objetivo de las dos sesiones sigue siendo presentar al Santo Padre propuestas concretas para crecer como Iglesia sinodal. Para ello, es importante identificar qué bloqueos obstaculizan el camino y profundizar en las cuestiones sobre las que aún no ha madurado un consenso suficiente. El año que transcurrirá entre las dos sesiones será de fundamental importancia para ensayar cómo afrontarlos y ofrecer ulteriores elementos para el discernimiento de la asamblea de octubre de 2024.”