La peregrinación de fe más grande de la Patagonia se inició el viernes con la llegada de los jinetes que, luego de haber cabalgado muchos kilómetros, llegaron hasta la ermita del Parque Ceferiniano para acercar sus ofrendas, su saludo y su oración frente a la tradicional imagen que se venera todo el año.
Las actividades religiosas, culturales y recreativas continuaron el sábado 26, día del nacimiento de Ceferino. El tránsito de peregrinos se inició muy temprano por la mañana. A medida que avanzaba el día, el movimiento fue creciendo ampliamente. Hubo celebraciones y bautismos, además de los cientos de personas que durante todo el día pasaron a saludar el beato. Caída la noche se realizó una oración junto al fuego, animada por la comunidad mapuche. La jornada del sábado culminó con un canto a la tierra de parte de los jóvenes en el Polideportivo de Chimpay.
El domingo 28, las actividades se iniciaron con los primeros rayos del sol, en el cerro de la Cruz del Quinto Centenario (sobre la Ruta Nacional 22), con la oración y la rogativa mapuche. A las 9 de la mañana, el impresionante grupo de personas comenzó a peregrinar hasta el Parque Ceferiniano, al que arribaron luego de dos horas de caminata. A las 11 comenzó la misa sobre un altar que se preparó al aire libre, al lado de la ermita.
La celebración fue presidida por el obispo Esteban Laxague SDB (Viedma), y concelebrada por los obispos Alejandro Benna (Alto Valle del Río Negro) y Juan Carlos Ares (San Carlos de Bariloche), y por sacerdotes que se acercaron de distintas partes de la región y del país. Entre ellos, estuvo concelebrando el Padre Inspector de la Inspectoría Salesiana de Argentina Sur, Darío Perera SDB, junto con varios salesianos de las comunidades de la zona.
El mensaje central de la peregrinación es que Ceferino está más vivo que nunca porque es un don de Dios que le cambia el corazón a la gente. En Ceferino la gente descubre una humanidad virgen que pasa a ser una humanidad impactada por Dios. Una vida que crece de la raíz mapuche y florece en la fe cristiana, encontrando un equilibrio admirable.
Esta manifestación fue, una vez más, una verdadera muestra de que, si se reza con fe, Dios obra en la vida de la gente.