Presidida por Eleonora Brandi y dirigida por Loredana Rocchi, la casa-familia ve operar en su interior a los operadores de los Salesianos para lo Social, perfeccionados por años y años de formación continua y específica, personas que viven plenamente la espiritualidad de Don Bosco y su método educativo.
Para valorizar la presencia de esta realidad como signo evangélico en la costa y responder a la gran afluencia de veraneantes, el Padre Stefano Fumagalli, párroco de la parroquia local de "Sant'Angela Merici", en cuyo territorio se encuentra la estructura, de acuerdo con el Monseñor Gianrico Ruzza, obispo de Civitavecchia-Tarquinia y Porto-Santa Rufina, aceptó la propuesta de los responsables de la casa de proponer una celebración eucarística en el jardín de la estructura de acogida todos los domingos a las 19:00.
El domingo 2 de julio, fue el obispo quien presidió la primera misa en este espacio, en una celebración en la que se bendijo un santuario en el jardín: una pequeña capilla diseñada por Gianluigi Saddi con una cruz en el exterior que sostiene un corazón y un pesebre en el interior con una estrella, expuesto durante todo el año, para significar el continuo renacimiento que ofrece esta realidad.
"Toda la vida está en camino, un camino que va hacia la realización del Reino de Dios", dijo el párroco durante la misa, en una homilía que releyó sabiamente la Palabra del día a la luz de la realidad vivida y experimentada en el refugio "Stella del Cammino".
A partir del análisis de la Primera Lectura, que narra la acogida recibida por el profeta Eliseo de parte de una mujer y su marido, fue posible comprender que la apertura y el abrazo hacia el otro son centrales en la relación: esas mismas actitudes ejercidas por los operadores de la comunidad hacia los niños en dificultad.
A continuación, se examinó la "lógica evangélica del don" a la luz del amor pleno y total de Dios, del que habla San Pablo en la Epístola a los Romanos, donde explica que dicho amor se expresa en la íntima unión de los discípulos con Cristo: "Él murió, y murió al pecado una vez para siempre; pero ahora vive, y vive para Dios. Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios, en Cristo Jesús".
La adhesión a este amor es posible para todas las personas, pero, subrayó Monseñor Ruzza, el Evangelio de Mateo advierte que el amor es verdaderamente tal si se vive en la radicalidad del servicio al prójimo. Y la Casa Santa Severa, que ofrece una oportunidad a los jóvenes en la estela de la espiritualidad salesiana, está ahí para recordarles las palabras de Jesús: "Quien dé a beber siquiera un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños porque es discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa".
Fuentes: Avvenire, Casa Familia Stella del cammino