Tras una larga pausa debida a la pandemia del Covid-19, a partir del año pastoral iniciado el pasado mes de octubre, se reanudó el camino educativo y lúdico también para este grupo de edad y con esta iniciativa enteramente misionera.
Fueron meses de intensas y alegres actividades, realizadas ininterrumpidamente hasta el pasado mes de mayo. Todos los jueves, de 16:30 a 18:30, varias madres/animadoras acogían a una treintena de niños. La idea que sustentaba todo el curso era hacer un viaje, en un tren imaginario, por los cinco continentes, relatando sus costumbres, lenguas, tradiciones, monumentos y curiosidades. Eligiendo cuidadosamente danzas de bienvenida, vídeos educativos, sketches, a través del teatro de marionetas y diversas actividades manuales temáticas, los animadores proporcionaron a los más pequeños, información sencilla sobre el continente que se recorría durante ese mes.
La última media hora del encuentro se dedicó a juegos y a una merienda en el oratorio, concluyendo con la oración, animada por los jóvenes salesianos, el Director, Padre Calderoni, y el tirocinante Marco Piana.
El año estuvo marcado por dos grandes momentos de celebración y encuentro: el "Belén de los Pueblos" en Navidad y la "Fiesta de los Pueblos" en mayo.
"Fue bonito realizar un pesebre viviente en el que, en lugar de los tres Reyes Magos, los niños, vestidos como pueblos del mundo, traían como regalo a Jesús lo que más apreciaban", compartió uno de los educadores. Los asiáticos, por ejemplo, trajeron arroz, símbolo del duro trabajo de cada familia; los africanos, agua, un bien tan preciado y difícil de conseguir, y la kalimba, un antiguo instrumento musical para cantar la alegría de vivir a pesar de las penurias y las dificultades cotidianas. El pueblo se reunió para dar gracias a un Jesús que, para la ocasión, había sido colocado dentro de una choza que representaba a los pueblos originarios de América.
En mayo, sin embargo, cuando el viaje ideal de este año había llegado a su fin, los niños, en un tren formado por carros "vivientes" y ataviados con trajes típicos, llevaron a sus padres y abuelos en un pequeño viaje propio con la "Fiesta de los Pueblos".
"Canciones, bailes y pequeñas representaciones para contar a todos la belleza de sentirse hermanos, preciosos los unos para los otros y, tomados de la mano, dar gracias a Dios por haber dado a la humanidad un mundo maravilloso", prosigue el animador, "mensajes sencillos, pequeñas manualidades y pequeñas representaciones, por supuesto, pero creemos que nuestros niños recibieron un mensaje directo al corazón: "¡el mundo es de mil colores! La diversidad de colores o razas se convierte entonces en maravilla, ¡cada hombre es un hermano y todos somos hijos de un Padre que nos ama siempre!".