El proceso en las Inspectorías, en una primera fase, ha servido para el conocimiento de la prioridad y actualidad de las estructuras oratorianas, el tipo de actividades realizadas, los diferentes participantes de las iniciativas, los principales problemas a afrontar, la figura del salesiano y del animador que contribuyen al crecimiento y formación de la persona.
Esta reflexión abierta en toda la Congregación sobre el oratorio festivo y cotidiano es una excelente oportunidad para el Sector de Pastoral Juvenil en el proceso de actualización del Cuadro de Referencia para la Pastoral Juvenil. Representa una rica instantánea de la realidad oratoriana, marcada por una gran plasticidad y versatilidad de propuestas. Aunque la complejidad de la forma oratoria hoy es evidente, es posible rastrear la misma intuición pedagógica y el mismo espíritu.
Estamos ante un momento histórico particular, lleno de estímulos, retos y expectativas, dentro del cual existen diferencias que merece la pena considerar y relatar, también a partir de datos recientes. En lo que todos los responsables están de acuerdo es en que esta primera y típica obra de la Congregación es una propuesta urgente y necesaria para el crecimiento de la persona dentro de un aliento relacional, a través de propuestas lúdicas, religiosas y sociales. Es un ambiente integral, un lugar de relaciones, de sana diversión, un espacio en el que se viven experiencias que miran a la diversidad, a la acogida y a la transmisión de valores sólidos para llevar con nosotros en la vida. El Oratorio está llamado a ser la casa de todos los que acuden a él.
El Oratorio, además, no puede limitarse a ser un "contenedor de actividades", sino que debe sentir la necesidad de hacer propuestas concretas y convertirse en un taller de formación como primera necesidad. Se ha constatado que jóvenes, salesianos y laicos están cada vez más dispuestos a invertir tiempo y energía en trabajar juntos para crear propuestas formativas y de animación más variadas y específicas, calibradas según las necesidades de la Comunidad Educativo-Pastoral (CEP).
Hablar hoy de Oratorio-Centro Juvenil implica una necesaria referencia al mundo juvenil actual. Los jóvenes están en movimiento, en situaciones siempre nuevas y complejas: a través de caminos sinuosos, sostenidos por complejas y vastas redes de relaciones amistosas. Son dinámicas vitales, un patio vivo, provocado por intereses ligados a la experiencia de los jóvenes en los diferentes contextos de la Congregación.
Siendo un espacio privilegiado y cualificado para anunciar el Evangelio a los jóvenes, el Oratorio reconoce la posibilidad de una pertenencia diversificada, multicultural y multirreligiosa: no tiene preclusiones hacia nadie y no pone como condición ser creyente o estar disponible a una propuesta de fe.